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2006/01/12

Iñaki, en el punto de mira


Me sugiere mi compadre que escriba algún artículo sobre el informativo de Iñaki. Lo cierto es que resulta algo incómodo tirar los trastos a un periodista que, al margen de toda la humareda generada en torno al tratamiento informativo de las últimas elecciones generales (donde caben opiniones para todos los gustos), ha tenido una trayectoria intachable como profesional y como prescriptor y referente mediático a lo largo de los últimos 50 años en nuestro país. Tan incómodo como, por ejemplo, haber reprochado a Matías Prats (padre) su connivencia obligada con el antiguo régimen o su prosodia flemática de NoDo, a la que todos al final acabamos cogiéndole cariño. Pero hay que decirlo: como producto televisivo, el informativo de Gabilondo, de momento, no funciona. Hay que dar la razón a las picantes parodias de HomoZapping, cuando presentan a un Iñaki con auriculares y manejándose como si dirigiera el informativo desde una cabina de radio. Se desenvuelve de manera torpe, con una torpeza que a veces incluso transmite candidez. Empezando por su postura frente al objetivo, que varía de forma constante, como si unas hemorroides agudas le evitaran mantener la apacibilidad. O por sus manos, que no acaban de acostumbrarse a no palpar los auriculares y se deslizan como culebrinas hambrientas por la mesa. O, lo que resulta más grave, su tozudez –prefiero pensar que no incapacidad- en la renegación del telepronter, y su osadía a la hora de enfrentarse a las noticias “a pelo”, sin guión, lo que frecuentemente desemboca en balbuceos, titubeos y rectificaciones innecesarias. Dicho todo esto, también conviene matizar algo: desde luego, Gabilondo no es Matías Prats Jr. Por mucho que a muchos les resulte dinámico y entretenido el informativo de Antena 3, Prats no deja de ser un bustoparlante con una impecable dicción, apoyado sobre un equipo de redactores muy familiarizados con el discurso televisivo (aunque a veces hagan gala de un humor muy dudoso). Iñaki, al menos es su deseo, aspira a ser un Peter Jennings o un Dan Rather, un telepredicador de prestigio y solvencia capaz de alternar la información con el comentario (desde luego, es el más opinativo de todos) y con vocación de ejercer de referente moral, en la línea de la corriente periodística tradicional que defiende las tesis del Cuarto Poder. Particularmente, pienso que, si es capaz de no rendirse, Gabilondo puede llegar a construir un muy buen informativo. En gran medida depende de él, de su docilidad y capacidad para adaptarse al formato, pero también de la gente que le rodea. De momento, cuenta con el crédito de más de 40 años de experiencia, algo de lo que muy pocos que están en televisión en activo pueden presumir.

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