Blog libre e independiente sobre televisión. Noticias, críticas y análisis de nuestra realidad catódica desde el criterio y la libertad.

2006/11/14

¿Abandonan los jóvenes la televisión?

Si se estudian los shares de los programas que en los últimos años han arrasado entre adolescentes y jóvenes (Gran Hermano, OT...), se observa una evidente caída en los porcentajes y número de espectadores que los siguen. Por otro lado, en los resúmenes de las audiencias semanales televisivas que hacen los periódicos cada domingo, hace tiempo que se advierte una caída importante en las audiencias generales de la televisión. Me explico. Hace unos poco años las series españolas del prime time o los programas de telerrealidad que transformaron el panorama del medio, llegaban a alcanzar más de seis millones de espectadores. Esas cifras y eso programas (sustentados sobre todo por el favor de los jóvenes) desbancaron a productos más clásicos como Cuéntame que había conseguido el liderazgo antes de la llegada de este fenómeno. A día de hoy, y obviando lógicamente los datos referidos al fútbol (que como siempre sigue arrasando) es curioso notar como esta temporada, Cuéntame vuelve a ser uno de los programas más vistos, pero no porque haya aumentado su número de espectadores (poco más de cuatro millones, se mantiene así desde hace años) sino porque la competencia antes mencionada alcanza a duras penas cuotas del 21% o 22% que se traducen en poco más de tres millones de espectadores (por ejemplo es el caso de Gran Hermano). De hecho la competencia de Cuéntame durante este principio de temporada está formada por series más adultas (no por eso mejores) como Hospital central o El Comisario. La pregunta que surge ante estos datos es: ¿Están abandonando los jóvenes la televisión?

Pues con muchos matices, me atrevería a decir que así es. Tras el empujón que los reality shows significaron, lo cierto es que lentamente los más jóvenes se están alejando de un medio, el televisivo, que les aburre y no les ofrece las novedades y la inmediatez que están consiguiendo por otros caminos. Como ya apuntaba en el post sobre Perdidos y a pesar de que aún lógicamente no es un fenómeno que se haya expandido a toda la población, los datos dicen que el 30% de los hogares españoles ya posee Internet de banda ancha (aún por debajo de la media europea), y esta nueva posibilidad se ha convertido en algo sumamente apetitoso para los más jóvenes a la hora de diversificar su ocio.

Desde luego no es que vayan a ser menos tontos por no elegir ver la televisión. Con Internet y al nivel que suelen utilizar la red muchos adolescentes, la pérdida de tiempo y el grado de alienación que pueden llegar a alcanzar puede incluso ser mayor que cuando se sentaban frente a la cajatonta. Tampoco es algo radical. No es que vayan a dejar de ver la televisión por completo. Además, la justificación para esta caída en las audiencias de los que eran sus programas referente también se podría achacar en parte a la reiteración de las mismas propuestas año tras año (con el cansancio que eso genera), y a la aparición de nuevas cadenas como Cuatro o La Sexta. Pero este nuevo fenómeno internauta es real y sólo hay que hablar con chicos y chicas que tengan ADSL en casa para comprobar que a poco que sus padres les dejan, se refugian en sus cuartos y se conectan a Internet (los programas de mensajería instantánea arrasan entre ellos). Los mayores, siempre ajenos a los usos de ocio de las nuevas tecnologías, siguen reconociendo en cambio la televisión como algo propio, pero los mas jóvenes están convirtiendo la red en su territorio personal, ajeno al de los adultos de su hogar, un lugar donde pueden estar conectados desde sus casas con sus amigos, y donde encuentran infinidad de posibilidades de diversión. Puede que a la televisión convencional le haya llegado el momento de enfrentarse a un competidor de su altura.

2006/11/07

La hipocresía de Libertad Digital

El problema de Libertad Digital, de Jiménez Losantos y de la cuadrilla de tertulianos, periodistas, pseudohistoriadores y demás que integran su nómina ha sido la incapacidad de mantener un criterio inalterable e inequívoco respecto al derecho a la libertad y la independencia informativa. Sin duda, su más trágica y miserable contradicción. Leo en ese periódico digital la noticia de que Telesur, la cadena venezolana, ha comenzado a emitir en Madrid a través de una serie de cadenas locales ¿Es sólo una noticia? ¿Por qué en portada? Al leer el texto y tras la presentación aparecen la siguientes afirmaciones: “cadena ... que es, de facto, el principal órgano de propaganda de los regímenes de Castro y Chávez” “...apoya dictaduras como la cubana, y es hostil a las democracia estadounidense”.

¿Qué problema tiene Libertad Digital con el hecho de que España pueda emitir una cadena que recibe el apoyo de diferentes países como Argentina, Bolivia, Brasil o Uruguay? ¿Una cadena que tiene un consejo consultivo al que pertenecen entre otros Eduardo Galeano o Adolfo Pérez Esquivel? Porque no parece que tan sólo sea una mera reseña sobre la llegada de esta cadena a nuestro país. Es más, ni siquiera se hace una crítica periodística de los contenidos de la misma, más bien parecen querer indicarnos que la presencia de esta cadena y de sus contenidos simplemente no es bienvenida y además, aprovechan para recordar (qué coincidencia) que se emite a través de cadenas locales que en Madrid no han conseguido licencias en la última asignación que realizó Esperanza Aguirre. Concesiones que casualmente favorecieron a la empresa de Losantos (que está a punto de comenzar sus emisiones), así como a El Mundo, la Conferencia Episcopal y todos los medios afines a la derecha.

El problema, repito, es que con el tiempo se les ha caído la careta con la que comenzaron mostrándose ante los ciudadanos. Con el tiempo se ha comprobado que sus gritos en defensa de la libertad y la independencia tan sólo se referían a la idea de alcanzar poder para tener libertad e independencia para mentir, manipular y engañar tanto o más que los otros. El grado de sectarismo e información selectiva y distorsionada es brutal en Libertad Digital. La sistemática ocultación y manipulación de noticias que incomodan o perjudican su línea editorial es evidente. Y se permiten criticar a través de una noticia burdamente editorializada las emisiones de una televisión de un país que es democrático por mucho que les pese y no quieran reconocerlo. Un país cuyo presidente Hugo Chávez (que no es precisamente santo de de mi devoción política aunque no hay que olvidar que todo lo que nos llega de él es desde la perspectiva siempre presuntuosa y prepotente de los medios occidentales) ha sido elegido en las urnas por sus ciudadanos, y la verdad no recuerdo críticas tan salvajes como las que se dedican a este personaje vertidas sobre otros gobernantes como Gadafi (cuando regaló un caballo al entonces presidente Aznar), o el presidente chino (cuando viene de gira por los países occidentales y todos los empresarios y políticos de nuestros países babean a su paso sin tomar en consideración que preside un estado que está siempre situado en los peores puestos de las listas de vulneración de derechos humanos en el mundo).

Si la queja a estas emisiones se basa en el sectarismo de las mismas y la adulteración de la información, sugiero que Libertad Digital se mire el ombligo y analice sus informaciones propias, cómo las elaboran y cómo las seleccionan, antes de venir a mostrar una hipócrita indignación y un fingido sobresalto porque vengan de fuera a ensuciar el panorama mediático de este país. Hay demasiada mierda general para que un poco más de suciedad se pueda notar.