Blog libre e independiente sobre televisión. Noticias, críticas y análisis de nuestra realidad catódica desde el criterio y la libertad.

2006/10/19

El porqué del fracaso de Perdidos en TVE

Perdidos, la serie americana que narra las desventuras de un grupo de supervivientes que quedan atrapados en una isla tras el accidente del avión en el que viajaban y que ya marcha por su tercera temporada de éxito en los EEUU, fracasa estrepitosamente en España, donde actualmente se emite la segunda temporada. Esta vez dicho fracaso no se puede achacar ni siquiera al maltrato horario que TVE suele hacer a este tipo de series americanas de éxito (pese a que sí habría que incidir en la pésima promoción), puesto que el ente público hasta ahora emite la serie en el prime time de los miércoles aunque con una temporada de retraso respecto a las emisiones de EEUU. Este retraso, que para los estándares clásicos de televisión se podría considerar mínimo, es en realidad un gran error. Si TVE hubiera emitido esta temporada en primavera estoy seguro que sus audiencias hubieran sido mayores. Una serie que triunfa en todo el mundo y suele arrasar en las audiencias americanas fracasa inexplicablemente (en principio) en las pantallas españolas, cosechando miserables cuotas del 7% u 8% a pesar de que se programan dos capítulos por noche, algo que debería agradecer el espectador habitual a la serie. Pero tal vez no sea tan extraño ese fracaso. Algo ha cambiado en los espectadores y a las estrechas mentes directivas parece que no les entra en la cabeza.

Lo que ha cambiado irremisiblemente es la sensación de inmediatez que los programas de descarga por internet han otorgado a unas nuevas generaciones que están modificando sus hábitos televisivos de forma imparable, sin que los dueños de las cadenas y los productos televisivos encuentren la forma de frenar, manejar y controlar estas variaciones. Perdidos es una serie claramente enfocada para personas que en general no superen los 35 años. La trama es extremadamente confusa, con miles de cabos sueltos que se cierran o no con el tiempo, se plantean unos interrogantes que jamás parecen ser contestados pues otros nuevos aparecen de la nada para sustituirlos, la producción es vertiginosa ya que la cámara se mueve con enorme rapidez persiguiendo a los nuevos robinsones y además se producen constantes regresiones en el tiempo que sirven para explicar las actitudes actuales de los personajes así como para conocer mejor sus motivaciones. Todo esto hace de esta serie un imposible para muchas personas mayores, poco acostumbradas a este ritmo y este enfoque claramente deudor de los videojuegos en su estética. Están más acostumbradas a seguir con naturalidad series de corte clásico y trama lineal como puede ser Cuéntame o las series españolas para todos los públicos que suelen triunfar en el prime time habitualmente.

El problema estriba pues en que el público que ve Lost es un grupo de población muy conectado a internet, directa o indirectamente, y que ha vivido el desarrollo y la evolución de esta serie principalmente a través de ella. Al mismo tiempo que TVE emite la segunda temporada de la serie los internautas interesados se están descargando por la red los capítulos de la tercera temporada en versión original, mientras distintos grupos de ellos realizan en tiempo récord diferentes traducciones de los capítulos y ponen a disposición de todos aquellos que lo deseen los subtítulos en castellano de cada episodio, siempre de manera gratuita y sin coste adicional. En internet se está realizando con naturalidad algo que no creemos posible en el mundo real: el libre intercambio de trabajos y productos inmateriales, de ideas, de programas entre personas que no se conocen entre sí pero que se ofrecen a sí mismos y a los demás la posibilidad de disfrutar, por ejemplo como en este caso, de un capítulo de una serie que un jueves es emitido en USA y que ese mismo fin de semana puede ser disfrutado en una casa española, con una calidad de imagen francamente buena. Y eso se consigue gracias a la labor desinteresada de algunos que serán denominados por muchos como frikis pero que indirectamente son parte de la causa del fracaso de las emisiones convencionales de estas series en otros países (como el nuestro).

La solución parece clara. El público joven no es tan pasivo como lo fue el de otras generaciones, exige inmediatez y si no la obtiene y dispone de los medios no pierde el tiempo quejándose, sino que ella misma se consigue lo que quiere al margen de los caminos convencionales. Si TVE y el resto de las cadenas no quieren darse cuenta allá ellas, pero con este tipo de series como Perdidos, cuya trama te deja siempre en suspense y ansioso de disfrutar de una nueva entrega, se equivocan si piensan que el público va a esperar pacientemente que directivos desconectados de la realidad cuadren sus parrillas y les hagan esperar durante meses. O empiezan a preocuparse por emitirla prácticamente del ritmo americano de emisión o que se despidan de sacar beneficios con estos productos.

2006/10/08

Cuando la información es mera publicidad: Alatriste y Los Borgia

En menos de un mes hemos asistido a dos ejemplos en nuestra televisión de autopromoción engañosa, de publicidad disfrazada de información, diseñada con inteligencia pero que al verla deja la lamentable sensación de presenciar un descarado intento de mentir y manipular al personal despistado. Primero fue Alatriste. Telecinco hizo una campaña brutal anunciando la cinta sobre el héroe de Arturo Pérez Reverte, lo cual no sería criticable sino fuera porque sus informativos se convirtieron en un anuncio constante y cansino en el que se repetían constantes alabanzas sobre la que decían que era la producción española del año. Expresaban sin pudor y con vehemencia la obra de arte cinematográfico que significaba la película y hacían pasear sin vergüenza por los platós de esos informativos a los actores de la película. Nadie comentó nunca que el film, al tratar de resumir una serie de novelas en poco más de dos horas, adolecía de un guión deslavazado que intenta acaparar demasiado. Afortunadamente, a través de fuentes de información más libres (véase blogs y revistas independientes) la película pudo ser analizada con mayo rigor, siendo descritos con más tranquilidad sus evidentes aciertos pero también sus defectos, y no con el autobombo con que los críticos habituales se dedicaron a elogiar la película ni con la indescriptible hipocresía que los Piqueras y compañía hicieron gala a la hora de “informar” sobre la película.

Ahora han llegado Los Borgia. Antena Tres que no dedicó más que algunos segundos a la noticia del estreno de Alatriste en sus informativos (lo que debiera ser normal) se ha volcado con ardor y pasión en la promoción de la película de Antonio Hernández que narra la apasionante historia de una familia poderosa con unas ansias enormes de poder. No puedo criticar la obra, aún no la he visto. El problema no es lo buena a o mala que sea. El problema es la credibilidad de unos informativos, los españoles, ya sean privados o públicos, que cada día descienden más en la cuesta que los arrastra hacia la mediocridad, la irrelevancia, el sectarismo, la futilidad y la falta total de compromiso y respeto periodístico hacia sus espectadores.

El problema es que se enmascara como información lo que es mera autopromoción. Muchos sabemos que T5 es la empresa que produce Alatriste y que Los Borgia es una producción de A3 que la cadena ha decidido emitir primero en los cines antes de programar la serie por televisión, en un interesante intento de rentabilizar doblemente el mismo producto (algo que creo que no se había hecho antes, al menos en España). Pero la crítica debe aparecer porque me encuentro con mucha gente despistada, con señores mayores, con chavales adolescentes a los que les asombra todavía saber quién está detrás de estas películas, les sorprende conocer que lo que se les vende como noticia cultural en un informativo serio de televisión no es más que un patético publirreportaje promocional. Les sorprende conocer que un representante de la prensa anoréxica gratuita como es ADN, que siempre llena sus páginas de mininoticias simples y directas, realiza un especial a toda página anunciando el estreno de Los Borgia, comentando que es una producción de A3, pero sin darles a sus lectores la valiosa información que la empresa que edita ese periódico es la misma que posee A3 (Grupo Planeta). Y no es algo que dé igual. Porque si conocieras ese dato ya entenderías que lo que lees no es una noticia sino una mera autopromoción interesada. Y allá cada uno con lo que se cree de los anuncios.

En una sociedad en la que cada vez más unos pocos grupos económicos controlan más medios de comunicación que no parecen interrelacionados entre sí para el público general, me parece necesario criticar estos sucesos y defender que al menos los servicios informativos de las cadenas de televisión, eso informativos que siempre han servido para dignificar o destruir la reputación de dichas cadenas, no se pongan también al servicio promocional de la empresa matriz sin al menos comunicárselo honestamente a sus espectadores, a los que terminan manipulando a su antojo con una desfachatez que emerge de la arrogancia.