Blog libre e independiente sobre televisión. Noticias, críticas y análisis de nuestra realidad catódica desde el criterio y la libertad.

2007/05/24

Las mañanas de Gonzalo


Por Miguel Iríbar
Desde hace un tiempo hemos asistido al nacimiento y primeros pasos de otro elemento trasvasado de la prensa rosa al medio catódico, el joven e inefable Gonzalo Miró.
Amamantado por esa locutora de radio que siguió a Gabilondo en el camino hacia la luz, Concha García Campoy, y superprotegido con almohadas de Témpur, Las Mañanas de Cuatro son el mejor refrito de petardeo rosa palo, movimiento piji-progre e informativos pseudoizquierdosos y ligeros que podemos encontrar en la parrilla televisiva.

Gonzalito apareció como un caballo recién parido, dando pasos a trompicones, resbalando con su propia sangre al intentar decir palabras complejas y frases largas, para pasar a ser uno de los protagonistas del programa, bastón de Concha y acicate de los siempre sonrientes y a menudo grimosos colaboradores. No es que esté muy suelto ni haya ganado en carisma, pero sí en confianza, y sentirse a gusto en el plató es el primer paso para seguir ahí por mucho tiempo. Las alternativas mañaneras tampoco son muy atractivas: televisión para prejubilados y amas de casa en TVE1, Ana Rosa y maduras más modernas en Tele 5, con Belén Esteban y Lecquio llenando el hueco, y películas de ese Raphael cantando temas del Repelente Niño Vicente en TVE2.

Parece que mezclar el pedigrí y la genética superior de Gonzalo Miró o el Conde Lecquio con la plebe (Belén Esteban, Granhermanitos con Triunfitos) funciona perfectamente y contenta a casi todos. A eso le añades una presentadora solvente con experiencia demostrada y un poco de “hablamos de las cosas más chungas de la manera más suave”, y ya tenemos el bicho en movimiento. Ojo, que no son programas mal hechos en absoluto, y rara vez caen en la miseria de la tarde, y tampoco el protagonista del post merece insulto gratuito alguno; digamos que, de momento, es una pena que las mañanas sólo sean para cuatro.

2007/05/08

¿Desarme basuril?


Miguel Iribar

Leo la noticia: Italia dejará de emitir reality shows en la televisión pública a partir de 2008. Ahora sólo podrán verse en Mediaset, propiedad de Berlusconi. El motivo no está claro; bajas audiencias de La isla de los famosos y Wild West, declaración de buenas intenciones para recuperar una imagen deteriorada… Uno se inclina siempre por la primera: sólo la poca rentabilidad mueve voluntades, en televisión y en cualquier parte.


Hace poco Telecinco sacaba la bandera blanca e instaba a las demás cadenas a abandonar el polígrafo por las tardes. Es el desarme nuclear televisivo: o todos moros, o todos cristianos. ¿Tratado de no Proliferación de Espacios de Degradación Masiva? Más bien, como dice el viejo refrán, suavizado para su debut en este blog, “o gozamos todos, o tiramos a la meretriz al río”.

Ideas como esta sólo llevarían a cumplir lo prometido en 2004 en cuanto a ese Coño de la Bernarda (con perdón) que es el Horario Protegido, bien definido en ese Código de Autorregulación de Contenidos e Infancia, para el que las cadenas también parecen haber encontrado alguna otra utilidad que no merece ser descrita, ni siquiera suavizada.

Dicho Código establece duras penas (y no se ríen al plantearlas) a todo aquel que emita “contenidos susceptibles de perjudicar el desarrollo físico, mental o moral de los menores entre las 8 y las 22h”. Las áreas que contempla para evaluar dichos contenidos son: “Comportamiento social”, “Temática conflictiva”, “Violencia” y “Sexo”. Un simple repaso a lo que vemos cada tarde en las cadenas generalistas nos hunde en la miseria. Pobres chavales. Gracias a Dios que tuvimos a Willy Fogg y a Dartacán en lugar de Richy Bastante.

Para la mayoría de los países de Europa resulta complicado importar fórmulas que recurran tan fácilmente al grito y al aireo de determinados comportamientos absolutamente íntimos, sencillamente porque ellos no son así, o no lo son tanto como para que la patata germine casi sin agua, que es lo que pasa aquí. Nosotros sí somos, está claro, esa vieja gritona de la escalera que cuenta con quién se acuesta la vecina casada del quinto, la que nunca está con sus hijos, sí, la que no ve al marido porque es otro que le gusta mucho la calle, y que cuando llega borracho se le va la mano. O quizá sólo seamos esos vecinos que escuchan a la vieja y luego se hacen los suecos. Y de suecos, poquito.

2007/05/03

Pasado, presente y futuro del imperio mediático de Pedro J.

Hace 18 años nacía El Mundo. Un periódico que surgía de la ambición, la capacidad y la pasión de un puñado de periodistas que se encontraron tras salir rebotados por diversos motivos de diferentes medios de comunicación en los que, o bien no se sentían cómodos con la línea editorial y la libertad que tenían, o los propios medios no se sentían cómodos con ellos. Un grupo de periodistas que aunaba la fuerza y la intensidad de la juventud con la inteligencia de la experiencia. Ansias de éxito, pasión por su trabajo y sobre todo ganas, muchas ganas de convertirse en una alternativa editorial y social en un panorama mediático, el español, que aún no se había recuperado del tornado sociopolítico que había supuesto el fin de la dictadura primero, y después los largos años de gobiernos socialistas en los que desapareció casi por completo una alternativa social al pensamiento progresista que se había hecho dominante (aún por entonces todavía joven y pujante). El Mundo nació de la mano de Pedro J Ramírez, un periodista brillante a ratos y oscuro a otros, ambiguo siempre, tremendamente ambicioso y apasionado de su trabajo. Un tipo que se sentía heredero de los grandes directores de periódicos norteamericanos que el cine había convertido casi en figuras legendarias, y que había sido nombrado director de Diario 16 con tan sólo 28 años. Fue después de que le destituyeran de ese cargo por negarse a silenciar la conexión del gobierno socialista de Felipe González con los GAL (finalmente demostrada por los tribunales), cuando se lanzó a la creación de este nuevo periódico, El Mundo, una aventura editorial quimérica y muy arriesgada en aquellos momentos (como demuestra la corta vida de cabeceras como El Sol o El Independiente en aquella época) que el tiempo ha demostrado que era una apuesta de éxito.

Casi veinte años después el presente nos muestra como casi nada de aquello en lo que se piensa que se cree, o se dice en los comienzos, se mantiene en pie con el paso del tiempo. Aún así, resulta obligado tratar de conservar la fachada de lo que se fue, la ilusión de que persiste el mismo espíritu, aunque debajo de la alfombra ya no quede espacio para esconder toda la basura acumulada (y ésta comience a asomar por las esquinas), en los bolsillos se les note demasiado los fajos de billetes, y la cercanía con el poder económico y político haya corrompido las hermosas ideas (erróneas o no) iniciales dejando el camino expedito a la arrogancia, la impostura y la manipulación. Y que ya ni siquiera sea por causas pretendidamente nobles, sino con fines claramente espurios. La frase “todo puede cambiar pero nosotros seguimos siendo los mismos” es la primera pista que se ofrece de que el cambio debe ser más profundo y radical de lo incluso sospechado. Y en los últimos tiempos Pedro J. parece siempre tener la necesidad de reivindicar su independencia y su lucha por conseguir la verdad. Pero ya no cuela. Como tampoco cuela que sus motivaciones sean la lucha por la libertad y la defensa de que en este país se puedan escuchar otras voces diferentes al imperio en decadencia de Polanco. No estamos ya a principios de los 90, cuando un Polanco en plena forma devoraba enemigos con brutal ferocidad al amparo de los gobiernos felipistas, absorbía a la competencia para convertirla en radios temáticas dedicadas sólo a la música clásica (recuerdan, Antena3 transformada en Radio Sinfo) o decía aquella mítica frase que se le atribuye: “no hay huevos en España para no darme a mí una televisión”, cuando en la lucha por las concesiones privadas de televisión Prisa consiguió un canal codificado de pago, Canal +, saltándose todas las normas del concurso. Eran otros tiempos, de pensamiento único y tirano aunque progresista, tiempos en los que se acuñó aquello que García aún repite hasta la saciedad: el imperio del monopolio. Una única voz cultural, social y política que dominaba y asfixiaba a España dejando pocos resquicios en el ámbito de la comunicación para que las ideas y la alternativas pudieran ser escuchadas. Sí, está claro, eran otros los tiempos en los que nació el proyecto de El Mundo.

Pero a día de hoy es de idiotas (o de interesados) no entender los cambios producidos. Los ocho años de Aznar, aunque no sirvieron para desbancar a un Polanco cómodo con los poderes de todos los pelajes mientras no amenacen su posición de poder, sí sirvieron para que el pensamiento liberal conservador español se desprendiera de complejos, se modernizara, dejara atrás el estigma del franquismo sociológico y que paradójicamente (sobre todo en los últimos tiempos), haya adquirido una fachada contestaria (¡quién lo iba a decir!) y guerrillera aprovechando las fallas, la hipocresía, el doble discurso y las contradicciones de una sociedad enmohecida por el pensamiento progre imperante, que se ha hecho conservador, decadente, anticuado y anda falto de instrumentos de defensa y ataque tras tantos años dando por hecho que sólo su existencia era la única moralmente aceptable. Este cambio social ha sido fomentado y aprovechado por los poderes mediáticos de la derecha, y los que mejor lo han entendido y alentado han sido periodistas puros reconvertidos en empresarios de la comunicación, tipos que llevan en las trincheras mediáticas desde hace más de veinte años que no han esperado (en incluso han despreciado, véase el caso Ariza) que sean empresarios clásicos de comunicación (incluso extranjeros) los que muevan los árboles para que ellos recogieran los frutos desde las ondas. No, ellos mismos se han puesto a la tarea. Como paradigma del cambio está por un lado Jiménez Losantos que creó, junto a otros compañeros como Alberto Recarte, Libertad Digital, uno de los primeros medios de comunicación españoles totalmente liberales ajeno, salvo cuando le conviene, a la moral tradicional de la derecha más clásica y católica, con una línea editorial evidente, sin complejos, con una selección de noticias dirigida siempre al enfrentamiento con el pensamiento socialista, falseando y manipulando la realidad a su antojo (han aprendido bien las técnicas de la otra orilla) y generando toda una legión de seguidores que corean sus consignas con la convicción de los fanáticos, aún a costa de parecer (y terminar siendo) ciegos acólitos sin ideas propias. Por otro lado El Mundo ha crecido mucho desde aquellos primeros días lejanos de 1989 en los que Pedro J. Llegaba en Vespa a la redacción. Ha crecido y ha cambiado. Vaya si ha cambiado. De la Vespa a la piscina ilegal en chaletazo de Mallorca. Como dice la canción, “cómo hemos cambiado...”

Unedisa editora de El Mundo fue comprada hace ya unos años por los italianos de RCS Media Group, primer grupo de medios de comunicación en Italia (dueño entre otros de Il Corriere della Sera y La Gazzetta dello Sport) y desde entonces su actividad no ha dejado de crecer, utilizando El Mundo como punta de lanza para introducir en el mercado escrito y audiovisual todo tipo de productos. Al estilo de Prisa y El País, vamos. Tras la creación de la editorial La Esfera de los Libros, después llegó la formación del canal de televisión Veo TV, con licencia para emitir en digital para toda España, y que supondrá un espaldarazo para la compañía a partir del apagón analógico proyectado para 2010. Pero el gran punto de inflexión sucedió hace tan sólo unos meses cuando RCS Media Group realizó la compra del grupo español Recoletos poniendo las bases de lo que podría ser un nuevo imperio mediático en España que vendría a competir con Prisa y Planeta, y del que sólo podemos dar fe de sus primeros paso y especular con su futuro. Con esta compra los italianos se hacen con el poder en España de una gran cantidad de medios de comunicación que el gran público no ve como interrelacionados, pero cuya línea editorial, sus mensajes sociopolíticos, dejarán de ser independientes los unos de los otros para empezar a comportarse como una sola voz. Al estilo de Prisa, otra vez. De esta forma el administrador de Unedisa, hombre de enlace con RCS Media Group, Antonio Fernández-Galiano ha pasado a ocupar el mismo cargo en Recoletos, y Pedro J., igual que con El Mundo, tendrá el control editorial de todas las publicaciones del nuevo conglomerado.

Y el conglomerado es goloso y variado. Además de El Mundo, La Esfera de los Libros, Veo TV, los acuerdos con La Gaceta de Canarias, o la productora audiovisual El Mundo TV, el nuevo grupo incorpora al líder español en prensa deportiva, Marca, además del diario económico, líder también en su sector, Expansión. Por otro lado una pléyade de publicaciones aparece detrás de este nuevo grupo: La Aventura de la Historia, Descubrir el Arte, la revista de viajes Siete Leguas, Telva, Yo DONA, Diario Médico, Estadio deportivo, Actividad económica, Marca motor, Golf Digest, NBA, XBOX 360, Correo Médico y Correo Farmacéutico. E incluso La Gaceta Universitaria. Además Recoletos aporta el que tal vez sea el juguete más preciado para Pedro J: Radio Marca, una cadena de radio de ámbito nacional actualmente dedicada tan sólo al deporte y que al parecer se proyecta convertirla en generalista consiguiendo más licencias de FM por toda España. Ése será el próximo caballo de batalla de Pedro J.

El tiempo de la lucha de David contra Goliat parece haber pasado. En el fondo David nunca quiso ser pequeño, tan sólo se jactaba de su débil posición ante los poderosos enemigos a la espera del momento en el que pudiera convertirse en alguien tan poderoso como Goliat, para actuar de la misma manera que él. La ambición y las ansias de poder han hecho que se lleve el viento las nobles ideas y palabras que pregonaba Pedro J. en sus inicios. Lo más seguro es que nunca se las creyera, pero aquéllos que apoyamos a ese periódico hace más diez años por la labor necesaria de oposición que hacía al imperio polanquista, debemos ahora recordar las palabras con las que a Pedro J. y a sus compañeros de periódico y tertulias se les llenaba la boca respecto a lo peligrosas que eran las posiciones de monopolio y acumulación de medios para que la verdad y la información veraz llegara a los ciudadanos. Porque para nosotros la idea no ha perdido validez, sigue vigente. Y se la hemos de aplicar a todos. Se la seguiremos aplicando a todos. Estamos presenciando tan sólo el principio de los cambios que en los próximos tiempos se van a producir. El otro día leía a alguien decir que la COPE era la única empresa que permitía que su periodista estrella preparara desde dentro su salida de cadena para formar un proyecto futuro que competirá con la misma empresa que hoy le paga. La alianza de Pedro J. y Jiménez Losantos es estratégica, interesada y desconfiada. Pero va más allá de las tertulias mañaneras donde el segundo deja explayarse al primero hasta la extenuación; y también más allá de la destrucción del prestigio de Vocento y ABC entre los ciudadanos de la derecha sociológica para hacerse con los restos del naufragio y conseguir el liderazgo total entre dicho público. Puede que se esté gestando el germen de un futuro proyecto conjunto que levante por fin esa alternativa mediática a Prisa de la que se lleva hablando desde los tiempos de Aznar y Villalonga.

Si Radio Marca finalmente se convierte en una generalista con las suficientes licencias por toda España, y con la fuerza detrás de la unión de Recoletos y Unedisa, no sería de extrañar que Losantos diera por fin el paso de salir de la COPE, algo que aunque cada año se plantea por las desavenencias lógicas entre la ideología conservadora, defensiva y apaciguadora de los curas y el vendaval liberal, vehemente, manipulador y ateo de Losantos, no se produce porque por un lado éste no tiene aún donde aterrizar, y por otro lado la COPE se beneficia y mucho de su presencia en la cadena. Si el divorcio por fin sucediera, no sería hasta después del verano del 2008, momento en que acaba el nuevo contrato firmado por Losantos. Y su destino, claro, sería un proyecto liberal conjunto con Pedro J. y RCS Media Group, que podría asociar a Libertad Digital para crear por fin un conglomerado mediático liberal de prensa, radio televisión e internet, libre de ataduras cristianas y dispuesto a plantear la guerra en todos los frentes a una artrítica, y en descomposición Prisa, que envejece sin recambios, a marchas forzadas, y va perdiendo por el camino a una generación también sin recambio, avejentada y enrocada en sus posturas, pero ya sin capacidad de lucha y sin munición de ideas (más allá de los grandes discursos y las palabras grandilocuentes) para la que se avecina.