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2006/03/01

La prostitución a debate

El martes por la noche La Dos dedicó su espacio de debate Enfoque al escabroso tema de la regulación de la prostitución. En un tema tan peliagudo como éste siempre hay espacio para la demagogia, el relativismo y principalmente el anecdotario. Todo el mundo parece conocer a alguna mujer que ejerce la prostitución con felicidad y gusto, que tiene dos carreras pero que prefiere esta profesión porque le da más dinero y libertad. Argumentos inútiles pero sibilinamente interesados que obvian con pérfida inteligencia el problema real del tráfico de esclavas sexuales y el aumento desmesurado de extranjeras prostitutas en nuestro país. Los datos, fríos y duros están ahí: en España hay más de 300.000 prostitutas de las cuales el 90% es extranjera. Ese dato demoledor dio pie a que el representante de locales de alterne en el programa opinara con desfachatez que ello era debido a que así estas mujeres ganaban el suficiente dinero para enviárselos a sus familias de países del Tercer Mundo que gracias a ellas se podían mantener. Dicho argumente fue rebatido en la mejor intervención de la noche por la representante de Médicos del Mundo que con gran inteligencia destacó que el Primer Mundo no sólo había explotado y despojado de sus riquezas a los países tercermundistas durante siglos sino que ahora encima se permitía el lujo de adquirir su mercancía humana en dichos países para el disfrute del macho visceral y compulsivo para que así en estos países puedan sobrevivir a costa de una actividad que no queremos que ejerzan nuestras mujeres occidentales. El argumento me pareció impecable así como su opinión sobre que si el estado regulara la prostitución y cobrara impuestos a las prostitutas se convertiría en un estado proxeneta.

Porque el problema está en la concepción misma de la prostitución. A pesar de que muchos hombres y otras tantas mujeres se echan encima de la gente que piensa que esa profesión es una ofensa para la dignidad de la mujer y una forma pueril del mantenimiento del patriarcado social y la dominación masculina (algo que le sucedió a la representante del colectivo Hetaira , que lo repitió una y otra vez) lo cierto es que tal y como está planteada en esta sociedad, la prostitución es eso. Sin discusión. ¿Que en algún otro momento podría o podrá ser de otra manera? Tal vez, pero en este momento desde luego no. Lo que sucede es que se trata de tapar con argumentos maniqueos que utilizan supuestas necesidades incontrolables de los hombres que deben ser cubiertas así como que se trata de un servicio social necesario. Como si las pulsiones sexuales de los hombre fueran exageradamente diferentes de las de mujeres. ¿Es que la mujer no disfruta del sexo?¿Por qué la mayoría de la prostitución es entonces para consumo masculino? Algo falla y uno de los grandes problemas estaba representado en el mismo programa de Enfoque, ya que salvo el representante de locales de alterne todos las participantes del programa y de los reportajes fueron mujeres. Sintomático. Estoy seguro que en las asociaciones ayer representadas al menos el 90% de las asociadas son mujeres y ello es debido a que el hombre aún no ha entendido que éste es un problema que concierne a ambos sexos. Porque se siente culpable (con razón) de la permisividad con que se habla de estos temas entre colegas. Porque el tío que se va de putas no está mal visto por su grupo social masculino aunque tenga que ocultárselo al femenino. Porque las estadísticas muestran que el 39% de los hombres de este país se han ido alguna vez de putas y ese dato hace que casi todos sientan que han participado de este problema con lo cual es mejor no significarse y quedar al margen en las discusiones sobre este tema. Porque igual que pasaba hace años con el maltrato de la mujer en la pareja de este tema no se habla cuando te parece mal. Aparece el silencio. De manera que ya está bien de que los tíos sigamos siendo unos mierdas que permitamos que debido a un presunto instinto imposible de dominar (y que encima quieran que entendamos y compartamos) todos nos callemos, no levantemos la voz. Y no preguntemos.

Ya está bien de paños calientes. Ya está bien de hablar de regular para tapar el problema o de prohibir para mandar la prostitución a otros países más permisivos. Empecemos por educarnos. Sabemos que muchísimas mujeres ejercen la prostitución obligadas y chantajeadas por mafias, eso lo sabemos. Pues bien el que se folla a una puta...¿cómo discierne, cómo sabe si la que él utiliza está o no esclavizada, chantajeada, machacada y humillada, por las mafias o por unas necesidades económicas acuciantes a las que no encuentran otra solución?. Empecemos por ahí. Es imposible que lo puedan saber ¿Y siendo incapaces de saber la verdad cómo lo siguen haciendo? Pues muy fácil...porque les importan un carajo esas mujeres. Por eso es mentira esas buenas palabras diciendo que la regulación traerá la estabilidad y la tranquilidad a las prostitutas (importante el dato de que en Holanda en cinco años no ha habido ni una sola denuncia de prostitutas a sus empleadores o a los dueños de locales de alterne donde trabajaban. No parece lógico siendo una profesión tan expuesta ¿no? O sí , por el miedo y la explotación).

La situación es la siguiente: los que utilizan la prostitución van A follarse a una mujer, no van a follar CON una mujer. Van a sentirse dominadores, machos, fuertes. Buscan pues sólo su disfrute personal y pagan por ello sin preocuparse si aquélla que cumple sus propósitos lo hace por obligación o necesidad. Es una concepción del sexo egoísta y miserable. Es mentira que la prostitución sea una profesión como las demás, implica un alto grado de humillación permitida de la que usa su propio cuerpo para trabajar y conlleva un deterioro físico y de autoestima casi imposible de solucionar. Su mantenimiento a la escala actual es inadmisible por ser una nueva forma de esclavitud (aunque a veces sea consentida por las circunstancias) que además conlleva un grave perjuicio en el objetivo de tener una sociedad más igualitaria. Por ello es hora que los hombres comencemos a tomarnos este problema como nuestro y boicoteemos a aquéllos que anteponen sus necesidades fisiológicas a la dignidad de las mujeres. Tal vez por ahí comencemos a encontrar la solución.

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