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2006/02/02

Dudas, suspicacias y otras desconfianzas

La Sexta ya está emitiendo en pruebas en Madrid y en Barcelona. Anuncia para primavera su desembarco oficial y a pesar de las dudas que provoca en ciertos ámbitos, se mantiene firme en la idea de pujar por los derechos televisivos del Mundial de fútbol puesto que le sería muy útil para darse a conocer y ayudaría a su implantación, aunque su señal no cubrirá el tanto por ciento necesario del territorio nacional para cuando se celebre dicho evento (lo que imposibilitaría que emitiera partidos denominados de interés general como los de España).

Su llegada va a aportar nuevos aires y competencia al panorama audiovisual. Sus dueños saben lo que quieren y cómo hacerlo (ficción y entretenimiento principalmente dejando a un lado los informativos como sector no estratégico) porque no hay que olvidar que Globomedia (Grupo Arbol), Mediapro y en menor medida El Terrat han sido las productoras responsables de los grandes éxitos de la televisión española en la última década (sólo una productora no involucrada en la cadena estaría a su altura, Gestmusic). Mientras Globomedia ha sido la gran reina en la ficción nacional creando series ya clásicas como Médico de familia, Periodistas o Compañeros o actuales como 7 vidas, Aída, Mis adorables vecinos o Los Serrano, Mediapro ha estado más enfocada a programas de corte informativo y documental además de producción de cine.

La situación que se plantea es la siguiente: ¿seguirán creando buenos productos para otras cadenas, como empresas productoras que son, que serán emitidos para competir contra ellos mismos, contra su propia cadena? Aunque siendo malévolos se podría pensar que los mejores programas se los reservarían para sí mismos, la lógica empresarial debiera llevar a responder que sí a esa pregunta, que no van a tirar piedras contra su propio tejado y que su campo empresarial se desdoblará con facilidad en los dos ámbitos que se han generado. Pero el mundo televisivo no es un modelo empresarial de tranquilidad, ni de lógica, en eso se parece al fútbol (de ahí los batacazos que se dan tipos como Florentino que tan sólo le dan un enfoque empresarial clásico a algo que conmueve las pasiones humanas) y nada es exactamente como debiera ser. Los celos, desconfianzas y suspicacias están siempre presentes y todo proyecto televisivo está supeditado a algo tan voluble como la audiencia y cómo conseguir atraparla.Y cuando eso no se consigue hay que culpar a alguien.

Veremos con el tiempo lo que sucede. Como síntoma curioso ahí está el paso efímero de Plan C (presentado por Carolina Ferre) por Telecinco. Producido por El Terrat (creadora de Homozapping y el programa de Buenafuente) desde el principio fue mirado por Telecinco con desconfianza y a pesar de rondar cuotas de pantalla en torno al 20% era un programa caro que la cúpula de la cadena consideró no rentable y eliminó de la parrilla con rapidez inusitada. Mientras antes simplemente hubiera sido un fracaso de la cadena en este caso surgieron comentarios intencionados que apuntaban que los mejores guionistas de El Terrat estaban destinados a sus programas estrellas, antes mencionados, y se descuidaba la calidad de otros.

Seguro que esta situaciones se van a plantear en el futuro. Alguna chinita de este estilo ya he leído en una entrevista a un cargo directivo de una cadena nacional. Habrá que seguir el asunto con atención. Se presenta divertido.

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