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2006/06/28

La batalla de las pantallas gigantes: Esperanza Aguirre Vs. Cuatro

Es patético cuando la política de trazo más grueso y oportunista se adentra, como elefante en una cacharrería, en el mundo de las ilusiones de los ciudadanos, queriendo sacar réditos políticos y competir con el enemigo en todos los frentes donde sea posible. Ha vuelto a suceder estos días atrás, con el anuncio de que el Gobierno de la Comunidad de Madrid iba a instalar una pantalla gigante en la Puerta del Sol, para que aquéllos que quisieran pudiesen disfrutar de la selección española en su partido de octavos contra Francia. Hasta aquí podría parecer natural esta actuación, un servicio más del Gobierno a los ciudadanos; pero nada más lejos de la realidad. Detrás se escondía un movimiento táctico-político bastante lamentable y chapucero.

No volveré a entrar en cómo La Sexta se hizo con los derechos de retransmisión del mundial y cómo tuvo que compartir los partidos de España con Cuatro. Ya lo hice en un artículo anterior. Quien haya seguido este blog o me conozca también sabrá que nunca he sido precisamente un adicto al régimen polanquista y su imperio mediático. Pero en esta ocasión Cuatro, tras pedir los oportunos permisos al Ayuntamiento de Madrid, tuvo la brillante idea de situar un set de televisión abierto al público, en la emblemática Plaza de Colon, y tras ilusionar a una afición desencantada desde hace años con la selección, consiguió arrastrarla hacia ese punto de encuentro, consiguiendo que los tres partidos de la fase previa de este mundial fuesen una fiesta repleta de felicidad, alegría y diversión para la gente (sobre todo chavalería) que se desplazaba hacia la plaza para compartir con otros como ellos la ilusión por nuestra selección.

No debiera haber ningún problema en felicitar a Cuatro por esta idea y alabar sus buenos reflejos por haber alcanzado este éxito social, que por supuesto promocionaba, tanto en la retransmisión de los partidos, como en el resto de su programación, atribuyéndose (no sin cierta razón) que habían conseguido que por fin en España, y concretamente en Madrid, hubiera un enclave donde celebrar las victorias de la selección. Algo que hasta ahora no existía. En este punto, tras finalizar la fase previa, es donde aparece el gobierno de Aguirre para anunciar a bombo y platillo que colocaría una gran pantalla en la Puerta del Sol para disfrutar del partido contra Francia, recalcando, por si no quedaba clara su intención, que se vería a través de La Sexta (en este caso, el enemigo menos malo para el PP). De esta manera obviaba sin pudor el hecho de que la ciudad de Madrid ya había encontrado un punto de encuentro en otro sitio, al que se había acudido espontáneamente, y seguro que sin pensar en cadenas, grupos o luchas. A pesar de que hubiera sido Cuatro la impulsora. ¿Por qué ahora se le ocurría al gobierno de Aguirre dar este servicio a los ciudadanos? ¿Alguien recuerda que lo hiciera en anteriores eventos?¿ Por qué no en la Eurocopa de Portugal de hace dos años?... Pues no se hizo porque no importaba, no interesaba, pero ahora, tras el éxito de la Plaza de Colón gestionado por el enemigo, estaba claro que había que hacer algo para pinchar ese globo, porque en Madrid nada de lo que suceda debe escapar de la órbita del Partido Popular.

Así fue. De repente asistimos al impresionante despliegue publicitario que desde el Gobierno de la Comunidad se hace para promocionar su enclave frente al del adversario, que no se nombra explícitamente, pero está muy presente implícitamente. De nuevo una ilusión se politiza. Otra vez enfrentados incluso en la ilusión. Para esto nos están sirviendo los políticos de todos los colores, para que nos olvidemos de los que nos une y sólo nos fijemos, con asco, en nuestras diferencias. Y qué decir del papel de Telemadrid, en este caso de mamporrero de La Sexta y sujeta siempre a los intereses políticos. De manera babosa promocionó durante dos días, e incluso en el telediario de la noche, pocos minutos antes del comienzo del encuentro, la colocación de la pantalla gigante de Sol, animando a todos los madrileños a acudir allí, y posicionándose entre las dos televisiones privadas para cumplir las órdenes de sus dueños.

Y al final... Eso es lo bueno de nuestra selección, que se carga ella solita todos estos movimientos tácticos para apropiarse se sus posibles éxitos. Fracasando una vez más (y van...) desactiva los juegos de poder que comenzaban a revolotear sobre ella, destroza las agresivas tácticas publicitarias de La Sexta y Cuatro (por cierto, responsables en gran medida, de la excesiva y desorbitada ilusión que había generado España. Vaya ejercicio de hipnosis colectiva televisiva-promocional a la que hemos estado sometidos) y deja la batalla de las pantallas gigantes en una anécdota más del clima de ponzoña que vive Madrid, y por extensión toda España. En fracasar al fútbol no nos gana nadie.

Lo que tienen que hacer es dejar la pantalla allí colgada, en Sol, para que podamos ir a ver el apasionante Italia-Ucrania . Pero eso sí, que los gastos derivados de estas chorradas y estas luchas vayan a cargo del bolsillo de la propia Aguirre y de su equipo de gobierno.

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