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2006/09/03

El desquite de Andrés Montes

Pensé en escribir un post sobre él tras su labor en el Mundial de Fútbol. Me pudo la nostalgia y el respeto. Nostalgia de aquellos años en los que lo escuchaba en Antena 3 Radio, junto a José María García, una radio deportiva que forma parte de mi trayectoria vital; y respeto porque no es nada fácil en el panorama periodístico español labrarse una carrera como la suya, tan característica y personal. Andrés Montes es más que un periodista al uso, es un personaje en sí mismo con su calva y su eterna pajarita, un showman que comprende que el deporte debe ser un espectáculo y que el espectador es alguien a quién se debe divertir y nunca aburrir. Sólo otro periodista, perteneciente a otro ámbito completamente diferente, es comparable a él en cuanto a la creación de un halo personal, intransferible y perfectamente reconocible. Hablo de Carlos Pumares, cuya trayectoria tristemente errática de los últimos años no debe empañar las infinitas noches de monolitos y consultas imposibles que nos hizo disfrutar, en una radio que antes del sueño era capaz de transportarnos la magia del cine (recomiendo leer los posts escritos por Ivan Reguera en su blog de Periodista Digital que sirven de adelanto de la próxima publicación de un libro de entrevistas con él).

Seguimos con Montes. No se puede ocultar que sus retransmisiones en el Mundial de Fútbol de Alemania en La Sexta, fueron bastante pesadas, deshilvanadas, excesivamente reiterativas y sin ningún sentido del ritmo. Ése es el problema fundamental: el ritmo. El fútbol es un deporte con un ritmo completamente diferente al del baloncesto. Es más pausado y requiere una narración que aporte emoción e información de manera distinta, mientras que el baloncesto es un deporte donde todo sucede a una velocidad mucho mayor, y cuyas normas impiden que se generen momentos muertos. Rápidamente se le vio como pez fuera del agua, su verborrea inagotable no se adaptaba al fútbol y además su pareja de retransmisiones, Julio Salinas, carecía de las mínimas condiciones oratorias exigibles a un comentarista deportivo (creí que nunca escribiría esto, pero es que hacía bueno a Míchel...). Por los motivos citados y salvo escasos destellos de su agudo humor (como la desesperada apelación a su compañero:¡¡Salinas, dime algo!!) escucharlo era una auténtica pesadilla, llegando incluso a molestar, y a pesar de que lo intenté volví a refugiarme en la radio (costumbre ancestral en mi familia y en las de tantos de este país) para seguir las retransmisiones de los partidos del Mundial.

Pero ahora ha vuelto. Me alegra haberme reencontrado con él mediante la cobertura que La Sexta ha hecho del Mundial de Baloncesto de Japón. Como narrador de baloncesto, cuyos entresijos domina a la perfección, el periodista capaz y ágil reapareció, el personaje volvió a fluir con facilidad, y su naturalidad y humor han servido de vehículo perfecto para disfrutar de este deporte y del espectacular papel de la selección española en este Mundial. España arrasó y Montes nos lo contó. Con ritmo, gancho, tensión y chispa, las retransmisiones de la selección española han sido todo un éxito. A falta de los datos de audiencia de la final, los resultados de la emocionante semifinal con Argentina fueron espectaculares para La Sexta ( 29,4 % de share, con un 32,4 % en los intensos minutos finales). Perfectamente acompañado por un divertido e inteligente comentarista como es Iturriaga, Montes se impone al partido de turno, lo cuenta a su manera y a pesar de sus detractores demuestra que hay pocos que tengan su carisma para narrar baloncesto. Y no sólo eso. Con este tipo siempre hay algo más. Porque la verdad, yo me reí bastante cuando al final del partido de España contra Argentina vimos a Montes, Iturriaga y De la Cruz tomando una copita de vino tinto y ahogándose en jamón para celebrar tan sufrido triunfo. La tele es espectáculo, show, y esta gente sabe perfectamente de qué va esto.

Un placer, pues, volver a encontrar a Andrés Montes. Y un consejo cariñoso, si me lo permite: no deje que le vuelvan a liar y no lo intente de nuevo con el fútbol. A mí me encanta ese deporte pero hay que reconocerlo, el fútbol no puede con su ritmo.

1 comentario:

Joan dijo...

Descubrí a Montes durante el Mundial y sí que noté cierta carencia del sentido del ritmo. Al principio me reventaba los cojones escucharlo, era cargante a más no poder. Cuando educas tu oído y te acostumbras su boca se convierte en una chistera de mago!! Extiende su espléndida verborrea y te emborracha de buen humor. Creo que éste es el logro de Montes, introducir la cuchufleta, el cachondeo, hablar de otras cosas, etc... Al que no le guste, pues MUTE y que ponga la radio, ¿no?
El último descubrimiento ha sido con los partidos de la Liga con el "Xapi" Ferrer. ¡¡¡¡¡Xaaaaaaaaapiiiiiiiiii!!!!
Está loco. Es un genio.