Blog libre e independiente sobre televisión. Noticias, críticas y análisis de nuestra realidad catódica desde el criterio y la libertad.

2006/09/29

El regreso combativo de José María García

Tras tanto tiempo desaparecido, tras su abandono voluntario de las ondas españolas, tras superar un cáncer traidor y tras un par de entrevistas o diálogos digitales, anoche reapareció un José María García en estado puro en el programa de Buenafuente, para disparar contra todo y contra todos. Para responder con su verdad, no una verdad abstracta, sino aquello que él piensa sobre cuáles son los males que achacan al periodismo actual, sin tapujos, dando cera a todas las televisiones incluida la cadena a la que pertenece el programa que le había invitado, y analizando (mientras los chorras del programa le permitían sin hacer algún chistecito fácil, fuera por completo de lugar anoche) el panorama audiovisual español ante un Buenafuente un tanto intimidado por la incansable verborrea de su invitado y por los elogios que éste le dedicaba.

Escuchar la voz de García es rememorar noches y noches de insomnio donde el periodista era capaz de lograr que los enemigos más acérrimos se encontraran cara a cara en las ondas de la radio, dando lugar a apasionantes encontronazos radiofónicos que se echan de menos en las actuales desoladoras ondas deportivas. García también tuvo su momento de ensoberbecimiento y megalomanía. Lo pagó caro, no quiso darse cuenta del cambio de tendencia de una sociedad que ya no quería dormirse encabronada o excitada y que buscaba una mirada hacia el deporte más tranquila y divertida. De la Morena lo adelantó por la derecha a pesar de que sea cierto que sufrió también en primera persona el mayor ataque al periodismo libre de este país en democracia, como fue la absorción de A3 Radio por parte de PRISA, su mayor competidor de por entonces.

Pero el tiempo ha pasado, anoche se observó un García más tranquilo, menos atado por sus propios delirios de grandeza, más reflexivo, realizando una análisis inteligente sobre el personaje de Federico Jiménez Losantos, sobre el poder de PRISA y lo que ellos significa, sobre la degradación de los contenidos televisivos, sobre las repulsivas relaciones de políticos y periodistas, hablando claro sobre el patético personaje que es Luis Herrero (podía haber comentado algo parecido sobre lo que ha hecho Cayetana Álvarez de Toledo) y sobre la imposibilidad manifiesta de ejercer al mismo tiempo de periodista y representante público bajo el paraguas de un partido político. Incluso se permitió una pulla a los programadores de A3 sobre el hecho de que dejen que el programa de Buenafuente comience a las 12:45 de la madrugada. Además de todo eso comentó algo que por obvio se olvida demasiadas veces de comprobar y comprender su significado, como es el hecho de conocer quién está detrás de los medios de comunicación y qué presión ejercen los dueños de los medios a la hora de enfocar la información. La dictadura de las empresas lo llamó. Yo lo suscribo.

Ha pasado mucho tiempo desde que García abandonó los deportes en la radio. No veo posible su regreso, ni siquiera necesario (salvo para él mismo, para sentirse vivo otra vez, algo que respetaría y admiraría en alguien que ha pasado por el trance médico que él ha superado) pero escuchar los programas deportivos de hoy día y recordar épocas no tan lejanas es desolador: De la Morena en la SER se ha convertido en un personaje bastante siniestro, acomodado, tirando a baboso en las entrevistas, sin ritmo y con una lamentable utilización del castellano. Menos mal que mantiene a su equipo que lo arropa y le da el liderazgo a pesar de que también muestre signos de cansancio y agotamiento. A Abellán en la COPE se le ve siempre fuera de sitio, dando molestas voces y rodeándose de una cohorte de fanáticos tertulianos que noche a noche repiten las mismas tonterías y los mismos argumentos. Y qué decir de Onda Cero que lleva dando tumbos cuatro años en busca de un líder para sus deportes y este año presenta a uno de los peores periodistas que yo haya escuchado o visto jamás, Iñaki Cano, un tipo al que escuchar es un auténtico suplicio. Puede que ser que ya no sea hora de que José María García vuelva, pero tal vez recordarle y valorar el periodismo de altura que durante mucho tiempo hizo, sirva para intentar superar esta etapa de lamentable y bochornoso periodismo deportivo, así como de un periodismo político atrincherado y demasiado al servicio de intereses políticos y empresariales.

2006/09/25

José Bono, ha nacido una estrella

Acabamos de saber que José Bono, ex ministro de Defensa, ha fichado por el programa matutino de Ana Rosa Quintana, donde ejercerá de tertuliano. Algo que no resulta sorprendente para los que conocen de cerca la trayectoria del político manchego, pero que invita a reflexionar, una vez más, sobre el contubernio incipiente entre la prensa y los políticos, y sobre las aspiraciones mediáticas de esa elevada élite que dirige nuestros destinos.

La relación entre la prensa y la política siempre ha sido complicada y tortuosa, pero muy prolífica para ambas partes: los políticos necesitan de la prensa, al igual que los medios necesitan del sustento de la actividad política. La historia política de la segunda mitad del siglo XX resulta difícilmente comprensible si no se atiende a este permanente duelo dialéctico. Los principios totémicos del Cuarto Poder aplicados a la estricta observancia de la vida política han derivado a la postre en una suerte de complicada maquinaria de interrelaciones y confluencia de intereses en la que se asumen hábitos y costumbres que hace un siglo hubieran sido inconcebibles. Prácticas como, por ejemplo, que los periodistas acaben haciendo carrera política o que los políticos se conviertan en habituales colaboradores de los medios. La interdependencia entre los políticos y la prensa se observa de forma especialmente cristalina en la proliferación de periodistas que acaban incorporándose como asesores de los políticos. Cualquier alcalde, consejero o alto cargo de la Administración cuenta ya con su propio gabinete de asesores, entre los que el 90% son periodistas profesionales. De hecho, está demostrado que un porcentaje elevado de plumillas acaba accediendo a la jubilación desde un cargo de asesor, entre otras cosas porque los sueldos son bastante más elevados que los de cualquier romántico periodista de categoría rasa.

El movimiento de José Bono era de esperar. El carismático político ya hacía sus pinitos durante sus años de presidencia en el Gobierno de Castilla-La Mancha, donde disponía incluso de un programa semanal de entrevistas en el que Bono ejercía de maestro de ceremonias y se quería mucho a sí mismo exhibiendo su particular diletancia campechana. En eso, el político siempre se ha parecido mucho a sus denostados Fidel Castro y Hugo Chávez. Como ellos, Bono siempre ha sentido una especial querencia por la televisión, y ha demostrado cierta sensibilidad para transformar sus mensajes y su acción política en todo un espectáculo de masas.

Habrá que seguir de cerca a Bono. Es posible que pueda hacer carrera en televisión. Podría producirse el fenómeno Reagan, pero a la inversa. Tiene todos los atributos: entra por los ojos a las abuelas, es el marido ideal para cualquier ama de casa, tiene buenas formas, maneja bien la demagogia y siempre está predispuesto al chiste. A lo mejor, al final, acaba derrotando a Buenafuente en un late night. Con estos políticos nunca se sabe.

2006/09/19

Mujeres, una serie española diferente en La Dos

Sin lugar a dudas Mujeres (una producción de El Deseo, la productora de los hermanos Almodóvar) es una apuesta diferente en el panorama de la televisión española. Aporta una veracidad y un realismo tragicómico que la distingue con claridad de las manidas comedias que llevan años triunfando en este país a base de repetir tópicos y situaciones durante decenas de episodios (que además después las cadenas reemiten sin compasión para terminar de estrujar y destrozar el producto). Aunque la productora de la serie asegura que Almodóvar no tuvo nada que ver en el proceso creativo de la misma (cosa que no hay por qué dudar) lo cierto es que tanto el tema escogido como la manera de enfocar el argumento beben claramente del universo del director manchego, sobre todo de las películas en las que retrata los avatares de los barrios de una gran ciudad y la fuerza de las mujeres que sobreviven en ellos (¿Qué he hecho yo para merecer esto? y Volver).

Han escogido un grupo de actrices semidesconocidas que dan vida a una mujer, Irene (Chiqui Fernández) que tras quedarse viuda debe ponerse al frente del negocio familiar mientras trata de sacar adelante a su familia, formada por su madre, una mujer fuerte que está empezando a perder la razón (Teresa Lozano), la hija mayor que vuelve a casa tras su enésimo fracaso sentimental (Carmen Ruiz) y la hija menor, inteligente pero acomplejada que no ve con buenos ojos el regreso de su hermana (Inma Cuevas). Junto al resto de personajes secundarios que aparecieron en el primer capítulo reflejan con acierto el día a día de un barrio cualquiera de una gran ciudad, un lugar donde las risas acompañan con facilidad a las lágrimas y en el que las relaciones y conversaciones entre las mujeres, sus deseos y frustraciones se presentan con marcada fuerza y verosimilitud.

Los directores, Félix Sabroso y Dunia Ayuso, dieron muestra en el primer episodio de oficio y de saber controlar el ritmo de la historia, dejando fluir a los personajes con naturalidad, mostrándonos las ágiles conversaciones y los inevitables enfrentamientos de estas mujeres con carácter y personalidad que, a pesar de su fuerza e independencia, no podrían vivir las unas sin saber de las otras. Como la vida misma. No obstante incurren, tampoco sé muy bien por qué, en algunos errores innecesarios que entorpecen la narración y que no sabemos si cobrarán sentido en episodios posteriores. Es el caso del personaje del neurótico que tiene que desayunar cada mañana en la misma mesa de la cafetería-panadería que regenta Irene (es demasiado evidente y no aporta nada la copia del personaje que interpretara Jack Nicholson en Mejor Imposible) o la presencia de la chica cubana que trabaja en el negocio y que, al menos en el episodio de ayer, desfilaba ante la cámara sin saber muy bien que papel desempeñaba en la historia.

Lo iremos viendo a lo largo de las semanas. La serie consta de 13 episodios y los directores prometen que es autoconclusiva (lo que es de agradecer, estas historias cuando se alargan pierden siempre calidad). Tras haber sido presentada como gran apuesta para La Primera la temporada pasada, sufrió una serie de retrasos que impidieron su estreno entonces y al final ha terminado siendo emitida los lunes en La Dos. Imagino que esto servirá para protegerla de la lucha de las audiencias, aunque su repercusión y difusión será inevitablemente menor.

TVE, sigue a lo suyo, haciéndose cada día el haraquiri. Como leía en un comentario del blog de Electroduende, mientras la bazofia de Ana y los siete se emitió durante años en el prime time de La Primera, Mujeres ahora, es desterrada a La Dos. Queda todo dicho con eso. Se merecen la agonía.

2006/09/14

La verdadera cara de Iñaki Gabilondo

Al poco de comenzar con este blog, allá por enero de este año, Gabilondo realizó una entrevista al Presidente del Gobierno. Ya por entonces escribí que debido a los formalismos periodísticos establecidos en este país, raramente un político entrevistado decía algo inteligente o novedoso en este tipo de entrevistas. A pesar de ello, vi la entrevista a que ayer el mismo periodista hizo a Mariano Rajoy, no tanto por el hecho de que el líder del PP fuera a decir a algo interesante sino por ver el tipo de entrevista que Gabilondo le iba a plantear, horas después del cisma político-periodístico que se ha montado con el asunto Trashorras. Quería analizar al periodista.

Estupefacto asistí a una primera pregunta brutal y directa, sin clase, fuera completamente de lugar por la falta de sutileza: ¿Quién dirige el PP? ¿Lo dirige usted, lo dirige Aznar, lo dirige Federico Jiménez Losantos? Sin tapujos, a la yugular. La pena es que Rajoy no tuviera los reflejos necesarios para contestarle que FJL en todo caso, mandaría tanto en el PP como Polanco en el PSOE. Con la diferencia que uno es sólo un periodista con ínfulas de poder y el otro es un empresario asentado en el poder. Aclaremos lo que pienso. Yo sí creo que Rajoy está siendo arrastrado por el ala más radical de su partido y de su base social y mediática hacia posiciones en las que no se siente cómodo. Una debilidad fruto de haberse dejado elegir a dedo y no haber ganado las elecciones del 14 de Marzo. Sí creo que la política del PP está siendo dirigida por la agresividad de una masa social que filtra la información a través de un ensoberbecido periodista (FJL), que con el tiempo, como ya escribí en otro lugar, ha derivado en un personaje rencoroso, sin la más mínima objetividad ni coherencia. Si un periodista de Diagonal, o de algún medio independiente no contaminado en este país hubiese hecho esa pregunta a Rajoy, yo estaría completamente de acuerdo con la dureza y el descaro exhibido. Pero lo que me da asco es el cinismo que significa que sea Gabilondo, en Cuatro (Canal Plus en abierto ¡ja!), quien, cual adalid del periodismo libertario, sirva servilmente a los intereses del PSOE desde la tribuna de un pretendida independencia y credibilidad que ya no hay quien se la crea.

El problema se hace más evidente al comparar la entrevista que el mismo Gabilondo le hizo a Zapatero con la de anoche a Rajoy. Hace ocho meses escribí que el problema de estas entrevistas era que tras una apariencia de dureza en las preguntas que el periodista realizó a Zapatero, se escondía una renuncia consciente a profundizar y a herir al presidente, una renuncia a ponerlo contra las cuerdas, a hacer que se tuviera que explicar con precisión más allá del discurso que llevaba preparado. Por ese motivo nunca le hizo segundas preguntas inquisitorias sobre los asuntos que trataron, esas preguntas que siempre desestabilizan al entrevistado y le hacen ponerse nervioso. Pero era mentira que Gabilondo no supiera entrevistar ni acorralar a su invitado. Lógicamente conoce a la perfección las teclas del medio, sabe indagar y presionar para que las dudas de éste al responder a su insistencia se conviertan en victorias de las tesis que como periodista claramente defiende. La insistencia respecto al tema de los sondeos, al 11M o a la débil posición de Rajoy dentro de su partido no hacían más que evidenciar las diferencias entre un entrevista servil (la que hizo en su día a Zapatero) y una entrevista militante y partidista (la de ayer a Rajoy).

Allá aquellos que no quiera ver lo sectario que es su amigo Iñaki, la entrañable voz que les despertaba por las mañanas. Pero si después de lo de anoche siguen asentados en el discurso de que es un periodista equilibrado, educado y con un alto grado de independencia, yo ya no sé que necesitan para despertar y dejar de seguir líderes mediáticos para comenzar a intentar conformar opiniones propias más allá de ellos.

2006/09/03

El desquite de Andrés Montes

Pensé en escribir un post sobre él tras su labor en el Mundial de Fútbol. Me pudo la nostalgia y el respeto. Nostalgia de aquellos años en los que lo escuchaba en Antena 3 Radio, junto a José María García, una radio deportiva que forma parte de mi trayectoria vital; y respeto porque no es nada fácil en el panorama periodístico español labrarse una carrera como la suya, tan característica y personal. Andrés Montes es más que un periodista al uso, es un personaje en sí mismo con su calva y su eterna pajarita, un showman que comprende que el deporte debe ser un espectáculo y que el espectador es alguien a quién se debe divertir y nunca aburrir. Sólo otro periodista, perteneciente a otro ámbito completamente diferente, es comparable a él en cuanto a la creación de un halo personal, intransferible y perfectamente reconocible. Hablo de Carlos Pumares, cuya trayectoria tristemente errática de los últimos años no debe empañar las infinitas noches de monolitos y consultas imposibles que nos hizo disfrutar, en una radio que antes del sueño era capaz de transportarnos la magia del cine (recomiendo leer los posts escritos por Ivan Reguera en su blog de Periodista Digital que sirven de adelanto de la próxima publicación de un libro de entrevistas con él).

Seguimos con Montes. No se puede ocultar que sus retransmisiones en el Mundial de Fútbol de Alemania en La Sexta, fueron bastante pesadas, deshilvanadas, excesivamente reiterativas y sin ningún sentido del ritmo. Ése es el problema fundamental: el ritmo. El fútbol es un deporte con un ritmo completamente diferente al del baloncesto. Es más pausado y requiere una narración que aporte emoción e información de manera distinta, mientras que el baloncesto es un deporte donde todo sucede a una velocidad mucho mayor, y cuyas normas impiden que se generen momentos muertos. Rápidamente se le vio como pez fuera del agua, su verborrea inagotable no se adaptaba al fútbol y además su pareja de retransmisiones, Julio Salinas, carecía de las mínimas condiciones oratorias exigibles a un comentarista deportivo (creí que nunca escribiría esto, pero es que hacía bueno a Míchel...). Por los motivos citados y salvo escasos destellos de su agudo humor (como la desesperada apelación a su compañero:¡¡Salinas, dime algo!!) escucharlo era una auténtica pesadilla, llegando incluso a molestar, y a pesar de que lo intenté volví a refugiarme en la radio (costumbre ancestral en mi familia y en las de tantos de este país) para seguir las retransmisiones de los partidos del Mundial.

Pero ahora ha vuelto. Me alegra haberme reencontrado con él mediante la cobertura que La Sexta ha hecho del Mundial de Baloncesto de Japón. Como narrador de baloncesto, cuyos entresijos domina a la perfección, el periodista capaz y ágil reapareció, el personaje volvió a fluir con facilidad, y su naturalidad y humor han servido de vehículo perfecto para disfrutar de este deporte y del espectacular papel de la selección española en este Mundial. España arrasó y Montes nos lo contó. Con ritmo, gancho, tensión y chispa, las retransmisiones de la selección española han sido todo un éxito. A falta de los datos de audiencia de la final, los resultados de la emocionante semifinal con Argentina fueron espectaculares para La Sexta ( 29,4 % de share, con un 32,4 % en los intensos minutos finales). Perfectamente acompañado por un divertido e inteligente comentarista como es Iturriaga, Montes se impone al partido de turno, lo cuenta a su manera y a pesar de sus detractores demuestra que hay pocos que tengan su carisma para narrar baloncesto. Y no sólo eso. Con este tipo siempre hay algo más. Porque la verdad, yo me reí bastante cuando al final del partido de España contra Argentina vimos a Montes, Iturriaga y De la Cruz tomando una copita de vino tinto y ahogándose en jamón para celebrar tan sufrido triunfo. La tele es espectáculo, show, y esta gente sabe perfectamente de qué va esto.

Un placer, pues, volver a encontrar a Andrés Montes. Y un consejo cariñoso, si me lo permite: no deje que le vuelvan a liar y no lo intente de nuevo con el fútbol. A mí me encanta ese deporte pero hay que reconocerlo, el fútbol no puede con su ritmo.

2006/09/01

"Alatriste": triunfa el modelo americano

Con su primera trilogía espacial, George Lucas nos enseñó de qué forma el marketing puede contribuir a hacer de un fenómeno fílmico todo un objeto de culto, hasta convertir a la pieza cinematográfica de origen en una pieza más dentro de un sofisticado y descomunal engranaje encaminado al exclusivo fin de hacer caja. Desde que Lucas, Spielberg y otros avispados “hijos de la televisión” impusieron su modelo de negocio cinematográfico, en el que la película es tan sólo un elemento dentro de una campaña global de mercadotecnia de inconmensurables dimensiones, el Séptimo Arte norteamericano se ha guiado por esta forma de espectáculo audiovisual, donde confluyen manifestaciones audiovisuales y comerciales tan variadas como el videojuego, el vídeo musical, el merchandising, los juguetes, las inserciones informativas pagadas o la promoción comercial. Con la irrupción de “Alatriste”, la industria cinematográfica española demuestra que, tristemente, ya está preparada para emular al gran gigante americano. “Alatriste” será como sea, pero la campaña comercial que la ha antecedido no tiene precedentes en nuestro país.

Resulta muy complicado echar un rato de televisión en estos días sin toparte con espacios promocionales de la película. Esta promoción no aparece tan sólo en forma de trailers o microespacios publicitarios: el jueves, coincidiendo con la presentación de la película, todos los informativos y espacios de actualidad sin distinción dieron extensa cobertura a la película, en algunos casos con calificativos que resultaban sonrojantes. Sin ir más lejos, Pedro Piqueras definía en su informativo de noche el estreno de la película como un “acontecimiento mundial”. Todo se entendía, claro, al llegar al tiempo de publicidad, consagrado a un espectáculo de fuegos artificiales publicitarios sobre “Alatriste”.

Esta promoción no está sólo en televisión, aunque es a través de este canal donde cobra más fuerza. “Alatriste” ya está en los quioscos, en las chucherías infantiles, en las marquesinas, en las vallas publicitarias, en todo lo que pueda ejercer de reclamo. Se trata de una invasión en toda regla frente a la que la huida resulta muy complicada. Con más de 25 millones de euros de presupuesto, las informaciones sobre el film se refieren a ella como “la producción más cara de la historia del cine español”. Nadie habla, sin embargo, de los millones de euros que habrá costado la campaña comercial y de promoción; me arriesgo a asegurar que casi tanto, o incluso más, que la propia película.

No tengo nada contra “Alatriste”, iré a verla porque creo que la gente que está detrás de la película tiene talento y valía, pero lo que está claro es que este film será histórico para el cine español y no sólo por su calidad artística: supone, definitivamente, el salto de nuestro cine (y por tanto, el reconocimiento) hacia el modelo de superproducción americana al que el cine europeo siempre ha intentado contraponerse.