Blog libre e independiente sobre televisión. Noticias, críticas y análisis de nuestra realidad catódica desde el criterio y la libertad.

2006/05/31

La sutil manipulacion de TVE

Desde los tiempos primitivos del cine soviético sabemos que una de las formas más eficaces de manipulación es a través de la utilización y la estructuración inteligente de las imágenes. La elección de un punto de vista concreto, el corte de un plano en un momento preciso o la combinación de determinadas imágenes constituyen formas habituales de manipulación que, por sutiles, escapan al control de todos aquellos que pretenden velar por la equidad y la objetividad en la difusión de cualquier información, sobre todo aquellas que tienen una naturaleza marcadamente política. Desde luego, lo visto ayer en la retransmisión televisiva del Debate sobre el Estado de la Nación deja en pañales las propuestas propagandísticas de grandes como Eisenstein o Rieffehnstal, que al lado de la emisión de La Dos parecen ingenuos juegos de niños. Porque si por algo se caracteriza la retransmisión del Debate a cargo del Ente Público es por su fina sutileza a la hora de plantear su propuesta manipulada de la realidad. Una sutileza que, por supuesto, escapa al contenido y se refleja en detalles visuales mínimos que resulta difícil de percibir inicialmente pero que, a la larga, pueden ejercer una influencia determinante sobre la valoración del espectador.

Existieron diferencias objetivas entre las dos retransmisiones principales del día, la del presidente, Rodríguez Zapatero, y la del líder del PP, Mariano Rajoy. Diferencias que se plasmaron en el tratamiento visual de una y otra comparecencia. Durante la intervención del presidente, el objetivo no se desplazó ni una sola vez a la zona del hemiciclo ocupada por la oposición. Tan sólo se recogían planos medios de sus compañeros de grupo, sobre todo de los ministros, que siempre aparecían asintiendo. Pero hay más. A lo largo de los 40 minutos de comparecencia del presidente, la cámara no se retiró de Rodríguez Zapatero en más de 10 ocasiones. El plano era totalmente estático. Igualmente, cada nuevo aplauso surgido espontáneamente en la zona del hemiciclo socialista era seguido por la cámara; en esos casos, el plano recogía al 100% todo el hemiciclo, sin dejar ningún espacio sin bancas dentro de la imagen. El seguimiento de la comparecencia de Rajoy fue bien distinto. Primero, porque al contrario que el presidente, su intervención fue salpicada de imágenes no de su grupo, sino de los diferentes miembros del Gobierno, que aparecían componiendo muecas burlescas, de reprobación o de indiferencia. Segundo, porque la cámara reprodujo a Rajoy de manera menos persistente que a Zapatero. Se reprodujeron bastantes más planos de reacciones al discurso, con lo que la difusión icónica de Rajoy en el atril tuvo menor fuerza. Y tercero, los aplausos a Rajoy no eran recogidos mediante una reproducción a plano completo del aforo ocupado por la oposición, sino tan sólo de una parte, con lo que la impresión de éxito resultaba más pobre.

Estos “tics” de la producción fueron debidamente acompañados por una escenografía bastante eficaz del Grupo Socialista, que interrumpió hasta 30 veces la comparecencia de su líder, más del doble de veces que los populares (13 en total) a la alocución de Rajoy.

No me cabe duda de que se trata de elementos totalmente estudiados, ya que el Debate sobre el Estado de la Nación es uno de los acontecimientos más sujetos al control y la observancia por parte de los distintos grupos con representación en el Parlamento. Se trata de elementos tan sutiles que resulta difícil aludir a ellos sin caer en el bochorno o el exceso de perspicacia. Pero al fin y al cabo, son elementos que informan, y que transmiten determinadas connotaciones que son percibidas involuntariamente por el espectador. Particularmente, considero que los dos discursos fueron bastante mediocres y aburridos, pero confieso que me divertí con este juego de sutilezas que merecería toda una tesis doctoral. Desde aquí, por tanto, mi agradecimiento a la Inteligentzia de TVE. Parece que han decidido hacer de estos debates algo menos soporífero.

2006/05/25

Carta blanca a la Dos

Encender el televisor durante la noche del miércoles y zapear entre los dos canales públicos era un tanto esquizofrénico. Por un lado, en la Primera, el loco de la colina extraía lo mejor de sus invitados haciendo lo que mejor sabe hacer: crear un clima de complicidad con ellos. Mientras tanto, en la Dos, emitían el primer programa de Carta blanca, un arriesgada propuesta del ente público que busca la creación de un formato de calidad y original. La primera noche se estrenó con Elvira Lindo ejerciendo de maestra de ceremonias y haciendo lo que parece no saber hacer, entrevistar, en este caso a una serie de personajes relevantes de nuestra sociedad a los que admira y considera amigos. Ninguno de los dos programas es malo. Pero emitirlos el mismo día a la misma hora (prácticamente) en los dos canales no parece lo más inteligente.

¿No hay nadie en Televisión Española con dos dedos de frente? ¿Nadie que coordine la programación con una mínima lógica? ¿Es normal que dos programas de entrevistas y dirigidos al mismo tipo de público se emitan a la misma hora por las dos cadenas públicas a la vez, haciéndoles competir absurdamente? ¿No sería más natural que Carta blanca (que además me parece muy bien que sea emitido por la Dos para protegerlo de las luchas de audiencias) se emitiese a esa misma hora pero otro día de la semana compitiendo con otros productos alejados de su perfil como puede ser ¡Mira quién baila! o una película?

Dejando a un lado la inutilidad manifiesta que demuestra una vez más el equipo de Caffarel, me centro en el programa en sí. Carta blanca nace con la idea de que personajes relevantes del espectáculo y la cultura (por supuesto dudo que traigan a alguien de ciencia) presenten y organicen su propio programa, eligiendo ellos tanto a los invitados como las actuaciones musicales. La idea me gusta. Puede derivar en una reunión de amigotes dándose palmaditas en la espalda, pero también puede ser una buena manera de conocer otras facetas de personajes interesantes. Además será el típico programa al cuál acercarse dependiendo no sólo de los invitados y el tema que se trate en él, sino también dependiendo del presentador (lo cuál es una novedad). Ayer comenzó Elvira Lindo entrevistando, entre otros, a Javier Cámara y Alberto Iglesias (nominado a mejor compositor de banda sonora en los pasados oscars). Se la veía a Lindo envarada y poco relajada a la hora de hacer preguntas. Reconozco además que a mí lo que escribe y dice esta mujer me deja bastante indiferente. Casi nunca me han hecho gracia sus columnas en El País, su costumbrismo y su pretendida ironía (que con tanto fervor me defienden mis amigos). A los invitados se les veía relajados, contando sus experiencias con tranquilidad, en un ambiente claramente amistoso. El programa lo dirige Santiago Tabernero (director de Versión Española) que ha creado una escenografía muy cinematográfica, más bien minimalista, apoyándose en recursos audiovisuales y con una iluminación muy particular.

Ya hay grabadas al parecer, nueve emisiones del programa que, tras el parón veraniego, volvería con nuevas entregas. Entre las personalidades que se anuncian como próximos conductores del programa se encuentran Alaska, Ray Loriga, Rafael Amargo, Lucía Etxebarría, Alejandro Jodorowsky o Antonio Escohotado (filósofo y uno de los máximos conocedores en este país del mundo de las drogas, que invitará a Bebe y a Albert Pla para discutir sin tapujos sobre este tema. Curiosamente ayer era un invitado de El loco de la colina).

Repasando la lista anterior se observa un claro sesgo político-social en la elección de las personalidades para conducir el programa. El mismo eterno error en el que cae una y otra vez la televisión pública. Siempre lo mismo, a la hora de elegir: “mejor uno de los nuestros”. Por supuesto esto conllevará que arrecien las críticas al programa desde los sectores más conservadores del público, la sociedad y la crítica que lógicamente, no se ven representados por Etxebarría, Lindo o Alaska y por tanto seguramente, tampoco con los programas que ellas propongan. ¿Tan difícil es ser un poquito equilibrado en la elección de estas personalidades? ¿Nos volverán a decir que no hay figuras de valor en la otra acera? ¿No se dan cuentan que ya pasamos ocho años igual pero a la inversa? ¿Por qué son todos igual de sectarios?

Qué cansino.

2006/05/17

Los adolescentes y la droga: periodismo de desinformación

Repugnante y delirante. Ésos son los primeros adjetivos que se me ocurren para calificar lo que anoche vi en T5: el programa de investigación Diario de... que presenta Mercedes Milá.

Me habían hablado de este programa, pero nunca lo había visto salvo en algún ocasional zapeo. Había leído en un blog vecino el reportaje que habían hecho sobre Chernobil y me pareció oportuno acercarme a él para evaluar como trataba el problema de las drogas en los adolescentes. Impresionante. Hice referencia en un par de mensajes anteriores (los del Homo Videns) al tipo de información que ofrece y busca el medio televisivo. Lo comenté de manera abstracta. Aquí tenemos un ejemplo de ficción manipulada informativa que supera todas las expectivas...más pesimistas.

El tratamiento que se dio al tema de los botellones fue escandaloso. Se mostraba a los chavales en imágenes difusas, dirigiendo las conversaciones que se tenían con ellos para que dijeran lo que se quería oír, o en la calle bebiendo y comprando; después, se entremezclaban esas imágenes en un montaje indigno e inmoral (por manipulador) con recreaciones aterradoras (efectos sonoros incluidos) de un chico apoyado en una mesa bebiendo a morro violenta y compulsivamente una botella de alcohol de alta graduación o esnifando alguna de las decenas de rayas de coca que también ponían distribuidas por la mesa. Desde ahí, y tras pasar por imágenes editorializadas de algunas borracheras buscando el sobresalto y la alarma, terminaban enlazando, en una elipsis radical y embustera, con las declaraciones de un chico de 22 años que se declaraba alcohólico y que achacaba sus problemas a lo pronto que comenzó en el vicio. Contó cómo el alcohol lo había llevado a un camino sin retorno.

El programa derivó hacia el consumo de otras drogas, aprovechando las cifras ofrecidas estos días sobre el aumento de consumo de la cocaína entre los españoles (cifras que nunca se contextualizan en los medios, porque sólo se busca la alarma social....¿Qué significa haber probado alguna vez los distintos tipos de droga? ¿O consumir de manera esporádica? ¿Eso implica que ya eres un desecho social que camina irremisiblemente hacia el abismo de la adicción?). Se centraron entonces en el hachís y la coca, introduciendo líneas de investigación delirantes. Confieso que yo alucinaba a esas alturas. La Milá , muy seria y circunspecta, siempre con el gesto constreñido para aparentar una gran preocupación y transmitir lo serio del drama que se estaba inventando, comenzó advirtiendo sobre las consecuencias físicas del consumo y demás, pero en un salto increíble hacia la demagogia y la manipulación más absoluta utilizó ejemplos extremos de adolescentes para asustar, deformar la realidad, causar pavor social, impresionar a los televidentes y crear alarma. Y todo eso sólo para subir unos sucios puntos en el share.

De este modo nos mostró cómo, según ellos, muchos padres investigaban a sus hijos con detectives privados para saber lo que hacían cuando salían con sus amigos, porque no se fiaban de ellos. Y del consumo ya se sabe, se pasa rápido al tráfico de drogas (según se deduce de la visión de este programa). Por lo tanto mostraban como un chaval de 16 años era ya traficante de cocaína, o lo más alucinante, sostenían la tesis de que había niñas menores que se prostituían, pero no sólo por dinero sino...¡¡para emborracharse!! (sic). Tremendo.

Ni siquiera dudo que esas historias sean reales. Lo que me molesta, me irrita y me enfurece es que transforman la anécdota en generalización, no les interesa en absoluto tratar el tema con la mínima seriedad y rigor, prefieran el morbo, les encanta colocar esas imágenes grabadas con una cámara oculta del piso donde presuntamente se había prostituido una de esas menores. ¿Por qué no se preocupan por estudiar y extraer consecuencias sobre esa generación de treintañeros que pasó por esos mismos botellones, probó esas mismas drogas, también tuvo fracasos personales puntuales, gente que se quedó por el camino por culpa de las drogas pero hoy en su gran mayoría son magníficas personas, científicos brillantes, abogados con proyección, informáticos de prestigio o magníficos profesores? ¿No interesa porque la realidad es aburrida? ¿No es morbosa? ¿No es mediática?

Arcadas intelectuales produce la existencia de estos programas. Hacen mucho daño. Conocen la existencia de un público crédulo, poco formado, educado desde hace muchos años en esta manera anoréxica de informarse, y sobre el que esta información tiene un impacto demoledor, introduciendo nuevos elementos de miedo y desconfianza en las familias.

Lo que la Milá y su patético programa parecen querer promover, es que la madre o el padre miren a su hija cuando se vista y se prepare para salir una noche de viernes y piensen mal de ella, no confíen en ella, crean que esa noche su hija va estar en peligro, va a hacer cosas horribles o será tentadas por ellas. Promueven el miedo. Y nada más nefasto que el miedo para el disfrute y la enseñanza de la libertad.

Crear miedo. Provocar recelos y sospechas. Que pena de periodismo. Que pena de televisión

Desde aquí muestro mi más profundo desprecio y asco por este tipo de información, por este tipo de televisión, por este programa y por la periodista que se pone al frente de él para darle ese aire de credibilidad artificiosa.

2006/05/11

La responsabilidad de la prensa rosa

Una tendencia generalizada entre los profesionales del periodismo rosa y la información amarilla es considerar que su labor tiene algo que ver con el Periodismo de Investigación. Desde este prisma, los periodistas –en muchos casos no merecen siquiera esa categoría- pretenden arrojar dignidad y decencia profesional a su labor, aludiendo a un supuesto esfuerzo de profesionalidad y rigor en la búsqueda de “grandes verdades ocultas” sobre personajes y personajillos de la vida pública. El último esperpento difundido por “Aquí hay Tomate” sobre Jesús Gil (quien, según la información de este medio, podría estar vivo y coleando en un país del trópico) viene a corroborar que nada está más lejos de la realidad: por mucho que la vistan de seda, la mona carroñera y frívola de la prensa couché mona se queda.

Nuestra parrilla está plagada de ejemplos de periodistas “de supuesta investigación”. Todos los programas vespertinos están abarrotados de personajes que, repantigados en sofás y con papeles en mano, están en condiciones de asegurar, gracias a fuentes fidedignas, la solvencia de su penúltimo escándalo. Los programas estrella del corazón, en horario nocturno de fin de semana, se nutren fundamentalmente de las sagaces investigaciones de estos “investigadores”. La nómina es larga: Ángela Portero (conocida por su indocumentada crónica del parto de la Infanta Leonor), Lydia Lozano (el “patinazo” con el supuesto caso de la hija desaparecida de Romina y Albano merecía, sin más, la cárcel), María Patiño (la reina de la estridencia), Karmele Marchante (la periodista lisérgica), Mila Ximénez (o cómo salir de la ponzoña gracias a terceros), Jesús Mariñas y un largo e innombrable etcétera de supuestos “investigadores”, a los que hay que unir una nueva raza de periodistas, los “nuevos investigadores”, que se caracterizan por haber alcanzado notoriedad pública gracias a algún “mérito” (participar en Gran Hermano, denunciar un maltrato, vender una confidencia íntima...) y por una insaciable voracidad de carroña. En este terreno, también hay para mucho: Kiko de Gran Hermano, la ex mujer de Chiquetete, Belén Esteban, Kico y Coto Matamoros...

A poco que se analice, uno comprende que esta supuesta pátina de seriedad es tan sólo un brochazo endeble para mantener la dignidad, que con un ligero chaparrón se desprende como la pintura de mala calidad. No hay investigación detrás de ninguno de los casos que nos venden como tales, tan sólo declaraciones y más declaraciones de personas interesadas, en la mayoría de los casos movidas por el resentimiento o el resquemor hacia las personas que critican (también, por supuesto, por el dinero). Los teóricos del periodismo han avisado hace mucho tiempo de los peligros del periodismo de declaraciones, entendido como el principal enemigo de la profundidad y de la información rigurosa. La prensa “investigadora” del corazón pretende rizar el rizo, vendiéndonos un humo de profundidad donde tan sólo hay palabras. El caso de la supuesta nueva vida de Jesús Gil y Gil es sangrante: basta con que un tipo levante el infundio para que un programa con cobertura nacional lo ensalce como verdad. Hay que dejarlo claro: está muy bien que cada uno se venda como quiera, pero cuando se sale a la opinión pública, cuando se habla al ciudadano, existe algo que se llama responsabilidad. Sería muy fuerte hacer creer a la gente que mi vecino ha resucitado sólo porque yo lo diga, pero sería todavía más fuerte aún intentar sustentar esta resurrección sobre una supuesta labor investigadora. De momento, eso sólo está en manos de la ciencia ficción. Y también, por supuesto, de Iker Jiménez.

2006/05/10

La iglesia sigue chupando del Estado

Es necesario que haya debates por televisión. Con todas las limitaciones que tiene el medio. Siendo consciente de que la información que se obtiene de este tipo de programas es incompleta y necesariamente ampliable. Ayer en Enfoque debatieron sobre la situación vergonzosa en la que se encuentra la financiación de la iglesia católica en este país. Seguimos siendo diferentes.

Hay que recordar que nuestro país se define como aconfesional. Las especiales circunstancias en las que se produjo la transición hicieron que el Estado llegara a acuerdos de privilegio con la iglesia católica que, entre otras cosas (por ejemplo no paga el IVA como hacen todas la asociaciones y ciudadanos de nuestro país. Europa ya ha advertido a España que esa situación es incompatible con la legislación europea), le comprometían al primero a recaudar el dinero que los fieles quisieran destinar a su iglesia (sólo la católica), mediante una casilla en la declaración de la renta, con la que se indicaba (y se indica) que el contribuyente desea que el 0.52% de sus impuestos se destine a dicha iglesia. Desde que se llegó a este acuerdo es sabido por todos que los católicos parecen un poco tacaños con su institución. Aunque a la jerarquía eclesiástica se le cae la boca diciendo que el 80% de los españoles es católico (malditas costumbres que nos bautizaron y bautizan a todos), no son tan proclives a recordar que sólo poco más del 30% de los contribuyentes marcan la dichosa casilla. Ello hace que lo que dice necesitar la iglesia no coincida con lo que recauda y así, año tras año, el Estado debe complementar la cantidad recaudada a cargo de los presupuestos generales. En definitiva, en la última década, los españoles han regalado, sin su consentimiento, más de 240 millones de euros a una iglesia y a unos estamentos a los que de manera evidente no se les ha querido dar nada mediante la declaración de la renta.

El debate fue animado y como siempre pasa en este tipo de programas, bastante demagógico. Me hizo gracia estar de acuerdo en el fondo (que no en la forma, siempre maleducada, grosera y malencarada) con una de las periodistas más tendenciosas y sectarias de este país (María Antonia Iglesia). Los demás eran especialistas y catedráticos que se enzarzaron en razones y razonamientos varios con los que trataron de apoyar sus tesis.

Pero la cosa está clara. No debería ser la solución aumentar el aporte por renta del 0.52% al 0.8%, como defiende la jerarquía eclesiástica, para así aumentar sus ingresos y hacerse autosuficiente. Se podría aceptar que el Estado, por motivos logísticos, fuese recaudador de los aportes anuales de los fieles, pero lo que parece pasarse por alto es que el aumento de ese tanto por ciento implicaría que, por motivos religiosos, los que marcasen esa casilla dedicarían menos dinero que los no católicos a las necesidades globales y básicas de todos los ciudadanos (incluidos los creyentes). Es decir, pagarían menos impuestos. Hasta ahora lo único que se puede hacer es marcar la casilla de "otros fines sociales" aun a sabiendas de que ese dinero repercutirá muchas veces en ONGs católicas, inmersas en el conglomerado económico-solidario que la iglesia tiene montado. Con lo cual, con ese dinero se ayudará a personas necesitadas (una labor encomiable) pero también se producirá una labor de evangelización que el contribuyente claramente ha rechazado.

La solución no es aumentar el tanto por ciento. Lo lógico sería hacer un anexo donde los creyentes que lo deseasen aportasen un tanto por ciento más de sus ingresos para ayudar a su iglesia. Por otro lado, el Estado debiera financiar a través de los presupuestos generales las distintas obras sociales (incluyendo las católicas), apoyando todos aquellos proyectos loables dignos de realizarse, pero manteniendo sobre todos ellos (también los de la iglesia) los mismos controles sobre la gestión de los fondos que se otorguen.

Intentar mezclar el problema de la financiación de la iglesia con interesadas demagogias como el problema de la financiación de los sindicatos a cargo de los presupuestos (algo deleznable y criticable, pero fuera del debate iglesia-Estado) o con ideas destructivas como que todos deberíamos hacer una declaración de la renta a la carta, son tonterías interesadas que intentan conseguir que todo se quede tal y como está. No debería. Ya está bien. Ya es hora de que los fieles sustenten sus credos de manera privada y la religión abandone de una vez la esfera pública.

2006/05/08

La televisión y el talento

En muchos casos, el motor de la historia del arte y el desarrollo creativo ha tenido como protagonistas a grupos artísticos que han logrado hacer valer su especial talento por encima de las circunstancias históricas y sociales. Estos grupos, que la Historia ha elevado a la categoría de precursores o adelantados a su tiempo, han propiciado en muchos casos el salto hacia nuevos planteamientos estéticos, un adelanto en la expresión de las formas artísticas o literarias. Ejemplos de este tipo son numerosos en la Historia; casi todos los “ismos” más famosos del siglo XX responden a esta dinámica impulsora.

El cine no ha sido ajeno a esta tendencia “evolucionista” del arte, aunque de una forma más individualista, gracias al talento y el genio de determinadas figuras (Griffith, S. Porter, Murnau, Welles), que han ido poblando el camino de la historia cinematográfica de hitos indudables.

En la teoría de la expresión artística, el talento siempre ha ocupado un papel indispensable. Aunque moldeado por las circunstancias sociales de cada tiempo, la concurrencia de una buena dosis de talento en el artista siempre ha sido una condición sine qua non para garantizar el salto cualitativo y el progreso artístico.

La televisión es uno de los pocos medios de expresión en los que el talento no ha ido demasiado parejo al desarrollo y el éxito “creativo”. La impronta comercial ha perpetuado un sistema basado en la repetición de fórmulas. Aunque es perfectamente discernible cuando aparece, el talento ha sido superado en el caso de la televisión por otra serie de valores más importantes para la subsistencia del medio creativo, tales como la belleza, la facilidad de palabra, la capacidad para polemizar o la predisposición al escándalo.

De vez en cuando, no obstante, surgen impulsos creativos que llaman a la esperanza; no se trata ni por asomo de corrientes estéticas ni nada parecido, son más bien destellos de imaginación, aires nuevos, sangre fresca que permite la ventilación del panorama televisivo.

En España, estamos asistiendo a la implosión de uno de esos fenómenos. Me refiero al grupo de artistas que estaban detrás del programa “Homo Zapping”. No recuerdo en la Historia reciente de la televisión española un programa de tanta fuerza seminal, que haya favorecido la puesta en circulación de tantos talentos a un mismo tiempo. Empezando por su director, José Corbacho, que se ha estrenado en la dirección cinematográfica con una interesante película, la cercana y humana “Tapas”, y continuando con Paco León, el "Luisma" del spin-off “Aída”, convertido en el actor cómico de moda; sin olvidar, por supuesto, a Yolanda Ramos, en un momento de mágica hiperactividad, con apariciones tan diversas como la última película de Almodóvar (“Volver”), la popular serie “Siete Vidas” o “El Intermedio” de El Gran Wyoming.

La proyección de este peculiar grupúsculo, todos ellos provenientes de la productora dirigida por Buenafuente (“El Terrat”), debe ser un motivo de alegría para todos aquellos que seguimos creyendo en las posibilidades del talento. Se trata, por tanto, de una ventana abierta a la esperanza. Ojalá que esa ventana sirva para airear más creatividad y un poco menos de mediocridad y aburrimiento.

2006/05/05

Cuidado con la publicidad

El II Foro Profesional del Anunciante promovido por la AEA ha puesto el dedo en la llaga sobre uno de los grandes debates a los que deberá enfrentarse la televisión en los próximos años: hasta qué punto resulta viable y éticamente permisible la asunción de nuevas fórmulas de publicidad en televisión que garanticen el mantenimiento de la rentabilidad del negocio audiovisual, en un momento caracterizado por la multiplicación de la oferta y el cansancio de los formatos publicitarios tradicionales.

El desarrollo de la cultura audiovisual que se ha producido en las últimas décadas ha favorecido la proliferación de una importante masa crítica entre las nuevas generaciones de espectadores en relación con la estética y lo visual. Nuestra juventud está completamente familiarizada con el discurso audiovisual, y al contrario que la juventud que vivieron nuestros padres y abuelos, cualquiera está plenamente capacitado para enfrentarse a cualquier tipo de formato que represente imágenes y sonidos, desde los clásicos films hasta la animación o los videoclips musicales, sin olvidar el poblado universo del videojuego. Probablemente, muy pocos de los nuevos espectadores sepan definir conceptos estéticos contemporáneos como el happening o la performance, pero cualquiera de ellos asiste con naturalidad a los espectáculos escatológicos en directo de Leo Bassi. Este profundo conocimiento y experiencia audiovisual (que, lamentablemente, no llega mucho más allá en el resto de parcelas intelectuales) ha favorecido un sentimiento crítico con respecto a los formatos tradicionales de la publicidad, que encuentra su símbolo más cristalino en el habitual ejercicio del zapeo. Los expertos publicitarios reunidos en el II Foro Profesional del Anunciante abogan por nuevas fórmulas publicitarias, planteando incluso técnicas que vayan más allá del “product placement” (publicidad presencial en series). Este tipo de publicidad, que ha tenido tiempo de perfeccionarse y sofisticarse, empieza a situarse ya en la linde de lo éticamente permisible: los productos no aparecen ya como fondo de la trama, sino que sirven incluso para articular las propias tramas en sí; los personajes llegan en ocasiones a exaltar en sus discursos las bondades de los productos, o simplemente los lucen, ejerciendo de reclamos con piernas. El blog www.elblogsalmon.com ha realizado un lúcido y detallado análisis sobre un capítulo de una de las series de mayor audiencia, “Aquí no hay quien viva”, registrando hasta 150 marcas en apenas 5-10 segundos al final del capítulo; todas ellas, representadas en los distintos productos y servicios que sirven como soporte a la escenografía y el vestuario del capítulo. Estoy convencido de que llegará el momento en que una marca sirva como motivo central para una serie, de igual modo que ocurre ya con numerosos trofeos deportivos. Entonces sentiré el mismo pánico que me sobrevino cuando leí aquellos párrafos de Naomi Klein (“No Logo”) en los que aludía a la existencia en EE.UU. de programas universitarios promovidos y patrocinados por marcas comerciales. Una técnica comercial que me parece del todo aberrante y frente a la que hay que permanecer en guardia; ya sabemos que del “amigo americano” todo acaba pegándose.

2006/05/04

Génesis, la nueva serie de cuatro

Me acerco al primer episodio de la nueva serie de Cuatro, Génesis: en la mente del asesino con cierta aprensión y desconfianza. Ya he comentado alguna vez que me cansan las series españolas, me aburre su costumbrismo, me aburren sus chistecitos fáciles, me aburren sus argumentos para toda la familia y lo que más me aburre es la sensación de deja vu que destilan todas las producciones. Siempre me queda la sensación de haber visto en el primer episodio de casi todas ellas, la misma oficina de Periodistas, la de El Comisario, o los decorados teatrales, chapuceros y poco imaginativos (además de baratos) de Aquí no hay quien viva o alguna de este tipo.

Génesis
está protagonizada en sus papeles principales por Verónica Sánchez, Pep Munné y Quim Gutiérrez. De este trío la más conocida sin duda, es la primera, famosa por su paso por Los Serrano y que hace muy poco protagonizó también la exitosa secuela Los dos lados de la cama. Curiosamente fue ella, su interpretación, lo que me pareció más flojo del primer episodio. Quizás porque se hace difícil aceptar que la cursi y pesada niñata de Los Serrano sea ahora una seria psicóloga, antropóloga, forense (sic). Se la ve un tanto incómoda, como si se sintiese a veces fuera del personaje.

No se pueden lanzar las campanas al vuelo por este primer episodio, pero sí parece importante que las cadenas intenten apartarse de los productos habituales y recurran a otros formatos e ideas que puedan llegar a distintos segmentos de la audiencia. Ahí por cierto, Cuatro juega con ventaja, porque se puede permitir hacer una serie como ésta sabiendo que si obtiene un 7% o 8% de share será un relativo éxito para ella (mientras que para las otras cadenas sería motivo de retirada inmediata de la serie). Además, ese público no tiene que buscarlo entre el habitualmente mayoritario y familiar del prime time, sino entre ese otro público joven y adolescente, que ha encumbrado a House como una de las relevaciones de la temporada y que se puede sentir tentado por estas historias autoconclusivas de psicópatas a la española, de asesinatos sin móvil aparente que este equipo de la policía tiene que desentrañar, acercándose a las oscuras mentes de los asesinos.

No se puede negar que el capítulo de ayer fue una sucesión de tópicos ya vistos en muchas producciones norteamericanas (la novedad es presentarlo en España). De hecho la estética de los protagonistas recuerda un poco a la de los inolvidables Mulder y Scully (me temo que no llegarán a acercarse a la calidad de aquella mítica serie) y la atmósfera un tanto sórdida en la que se desarrolla la trama, recrea e imita a las de películas como Seven o El coleccionista de amantes.

Pero es un cambio. Una novedad en el panorama de la televisión española. Es de esperar que se les dé tiempo, que poco a poco los actores se vayan acomodando en sus personajes y que los guionistas sepan mantener la tensión de las tramas. Génesis compite de momento la noche de los miércoles. Enfrente tiene a una serie completamente aposentada como Hospital Central en T5 y a otra que es la revelación de la temporada, Los hombres de Paco, en A3. Difícil papeleta. Veremos que pasa.

Una duda. La Sexta está emitiendo Los Soprano. Esta serie tuvo una legión tremenda de seguidores cuando la emitió Canal Plus (tremenda teniendo en cuenta que era una serie emitida en una televisión de pago). Críticos como Carlos Boyero siempre la han alabado con rotundidad. Sabiendo la poca gente que les iba a poder ver al comienzo de sus emisiones ¿por qué se están cargando la que podría ser su serie estrella? También compite los miércoles y, como el resto de la programación de la cadena, no la ve prácticamente nadie. ¿Tendrán idea de volver a emitir esta primera temporada cuando sus emisiones alcancen a toda la población? Si no es así, la verdad, no lo entiendo.