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2006/02/09

No se puede caer más bajo

La televisión nacional acaba de entrar en coma. La crisis parece irreversible, ya que esta vez el ataque ha sido especialmente virulento. Desde hace algunos años, los distintos canales han ido evidenciando una situación de absoluta bulimia creativa, con una anemia de imaginación que parece haberse vuelto crónica. A estas alturas, la importación de formatos televisivos se ha convertido en una práctica totalmente habitual e incluso necesaria para salvar la cuenta de resultados de las cadenas. La importación de espacios que han funcionado con éxito en otros países es de una voracidad implacable: desde teleseries hasta programas de testimonios, pasando por toda la retahíla de realities y alcanzando incluso hasta la televenta; todo es susceptible de importarse. Pero ahora Telecinco pretende rizar el rizo del despropósito: ha anunciado su intención de producir la versión española de “Betty, la Fea”, el culebrón colombiano que hizo estragos en la parrilla de Antena 3 en 2002. El único interés de esta serie residía en su estilo peculiar, a medio camino entre el camp y el esperpento postmoderno, y en el morbo de asistir a la transformación final del horrible pato en todo un bellezón tropical. A la ausencia de imaginación que evidencia Telecinco con esta apuesta se suma también la falta de gusto y un criterio comercial más que dudoso, al elegir una historia que toda la audiencia española ya conoce de forma sobrada. Después de esto, será difícil que la creatividad televisiva nacional caiga más bajo.

Y es que una adaptación como ésta resulta difícil de comprender. Sí tiene más sentido en un país como EE.UU., donde también se prepara una versión propia (curiosamente, Salma Hayek hará el papel de Betty), ya que la teleserie original sólo se dejó ver en restringidos círculos de hispanohablantes. Pero, ¿qué fundamento tiene hacerlo en España? Desde luego, el guión no es de Arthur Miller, pero los líos de Beatriz Pinzón con Armando Mendoza resultan tan familiares a la audiencia española como los desencuentros de cualquier vecino de bloque. Es sabido que, en la epistemología del culebrón, la imaginación no es algo que destaque especialmente. Puestos a enfangarnos con un culebrón autóctono, ¿no habría sido mejor partir de cero? Con todos sus peros, si algo ha demostrado Motivos Personales, la reciente teleserie emitida también por Telecinco, es que la producción nacional es capaz de afrontar formatos de este corte. ¿A qué viene ahora, pues, esta adaptación? Mucho me temo que avanzamos en muy mal camino; no pasará mucho tiempo antes de que nos anuncien la versión patria de El Chavo del Ocho.

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